Familia presidencial (Foto: Hugo Curotto / @photo.gec)
Familia presidencial (Foto: Hugo Curotto / @photo.gec)

La palabra ; específicamente, viene de Sicilia, donde La Cosa Nostra ganó infamia mundial. A pesar de su procedencia tan particular, ha calado en el imaginario colectivo porque su manera de operar ha servido de manual para forajidos de todos los rincones del mundo. No es coincidencia que la palabra mafia haya evolucionado a “” pues esta definición captura mejor las realidades de grupos delictivos más diversos, globales y astutos.

El nuevo término se originó en Estados Unidos, en parte, ante la frustración de no poder perseguir a la “clase criminal”, pues en su estructura las familias italianas habían diseñado mecanismos para poder operar con impunidad.

Estos incluían el soborno o extorsión a políticos y empresarios, la entrega constante de “favores” a los socios más leales y compartimentar la organización para que nada se pueda atribuir a la cúpula dirigente. Cuando algún delincuente era atrapado, aceptaba resignado su sentencia sin delatar a nadie o era fácilmente eliminado.

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En los setenta, para apuntar directamente a las familias. Esto igual requirió un trabajo metódico y paciente que tomó décadas, pero, una a una, fueron cayendo.

Estos cambios incluyeron el uso de nuevas tecnologías, como grabadoras pequeñas, para atrapar a los delincuentes en crímenes más graves y luego, a través de protección de testigos y colaboración eficaz, trabajar con cada uno para escalar poco a poco hacia la cúpula.

El hermetismo en el tope de la pirámide criminal podía durar años, pero, una vez empezaba la caída, el proceso era vertiginoso. Esto ocurría cuando se accedía al círculo cercano de las cabezas, lo que causaba una ola imparable de traiciones, paranoia y metidas de pata (piensen en los últimos 30 minutos de la obra maestra de Scorcese, ).

El círculo cercano del presidente Castillo ha sido bautizado, de manera magistral, como la Chota Nostra y aunque de organizados no tienen mucho, pareciera que han entrado al proceso de caída vertiginosa: traiciones, paranoia y metidas de pata. Por el bien del país, ojalá esta se dé pronto.

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Edmundo Del Aguila