La enfermera india Madhvi Aya, de 61 años, se suma a la larga lista del personal médico que fallece luchando contra el en Estados Unidos. Las conversaciones que ella mantuvo con su familia hasta los últimos momentos de su vida fueron rescatados por el diario The New York Times, a modo de homenaje.

Esta etapa de la vida de Madhvi Aya comenzó en 1994 cuando decidió marchar de la India a Estados Unidos para establecerse y formar una familia. De hecho, su esposo ya estaba radicado en Nueva York y ella fue a su encuentro. Masdhvi se desempeñaba como doctora en su país, pero en Norteamérica se formó como asistente médico y en 2008 logró un puesto en el Woodhull Medical Center de Brooklyn.

La pandemia del coronavirus hizo que se ponga al frente de batalla, pero pronto la enfermedad atacó su cuerpo y tras ser puesta en cuarentena, los síntomas, al comienzo leves, se hicieron más graves y tuvieron que internarla en el mismo hospital donde laboraba, totalmente aislada.

Madhvi Aya conocía al detalle lo que le sucedía a su cuerpo. Había tratado a pacientes con coronavirus, ordenaba los exámenes y disponía de los tratamientos primarios hasta derivarlos a un médico especialista. Sabía el proceso y por ello esperaba que los medicamentos que le suministraban le hiciera efecto.

A menos de dos millas de distancia del hospital, su esposo, Raj, y su hija de 18 años, Minnoli, aguardaban noticias gratificantes desde su casa, en Long Island.

“No he mejorado en la forma en que debería haber sido”, escribió Madhvi a su esposo, el pasado 23 de marzo.

Sin embargo, conforme avanzaba la enfermedad, los mensajes se hicieron poco frecuentes. Era un signo negativo, pero la hija de Madhvi prefería llenarse de ilusión y por ello le escribió un texto más extenso a su madre, en el que le rogaba que no se rindiera.

“¡Buen día, mami! ¡Es un nuevo día! Todavía estoy rezando para que vuelvas a casa y a mí a salvo. Necesito a mi mami. Necesito que vuelvas a mí. Tú eres la única que me entiende o trata de entenderme. Y no puedo vivir sin ti. Ninguno de nosotros puede vivir sin ti. Confío en ti, por favor, defiéndete. No te rindas porque yo no me rindo. Tú eres muy fuerte, mami. Te amo mucho más de lo que puedas imaginar”, escribió la hija de 18 años.

Al día siguiente, Madhvi respondió el mensaje: “Te amo. Mamá volverá”.

Chat entre la señora Madhvi y su hija Minnoli. (Foto: Reuters)
Chat entre la señora Madhvi y su hija Minnoli. (Foto: Reuters)

Pero no volvió. De hecho ese fue el último mensaje entre ambas vía WhatsApp. Horas después, el coronavirus (COVID-19) detuvo el corazón de esta valiente madre y esposa. Murió luchando contra la enfermedad, como personal médico y como paciente.

“Ella siempre estuvo allí para nosotros, cuando quisimos”, dijo su esposo. Pero cuando se enfermó, “nadie estaba a su lado”, soltó.

Similares episodios se repiten en los hospitales del mundo. Los trabajadores de atención médica de primera línea viven expuestos a ser contagiados, mientras pelean con escasos recursos.

El intenso dolor por la perdida de su madre golpeó a Minnoli y afloró en ella un sentimiento de incredulidad y confusión por lo que acaba de vivir. Su meta era estudiar medicina, pero está enojada con un sistema de atención médica que cree que no protegió a sus trabajadores de primera línea ante el coronavirus. A veces está enojada con su madre por no volver a casa.

“Solo quiero poder abrazarla y que me diga que todo va a estar bien”, dijo Minnoli.

“Esto ha sido un duro golpe para todos nosotros”, expresó el Dr. Robert Chin, director del departamento de emergencias del Woodhull Medical Center, en un correo electrónico interno el 1 de abril, pidiendo donaciones para ayudar a la familia de la Sra. Aya, puesto que ella era la principal fuente de ingresos de su hogar.

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