TRADICIÓN. Túnicas negras con la cruz roja identifican a los miembros de la cuatricentenaria archicofradía de la Vera Cruz en la procesión de Viernes Santo. (Foto: Archicofradía de la Vera Cruz)
TRADICIÓN. Túnicas negras con la cruz roja identifican a los miembros de la cuatricentenaria archicofradía de la Vera Cruz en la procesión de Viernes Santo. (Foto: Archicofradía de la Vera Cruz)

¿Sabía Ud. que el Perú conserva un pedazo del santo madero donde fue crucificado Jesús hace más de dos mil años? Esa reliquia se encuentra en la en el Centro de Lima y es custodiada por una archicofradía que tiene más de 400 años de vigencia histórica.

Todos los primeros domingos de cada mes, a las 12 del día, celebra la misa en su honor.

Esta institución, cuyo nombre oficial es “Archicofradía de Caballeros Veinticuatro de la Santísima Veracruz de Lima”, organiza cada año la procesión de Viernes Santo donde exhibe, para orgullo de sus miembros y seguidores, el fragmento del santo madero donde también son venerados el Cristo Yacente y la Virgen de los Dolores.

El recorrido contempla la Plaza de Armas, la Municipalidad de Lima y el Arzobispado. En cada espacio reciben el homenaje del presidente de la República, del alcalde de Lima y del arzobispo.

No abrió sus puertas

No obstante, por primera vez en 484 años de vigencia, este año la Basílica de la Vera Cruz no abrió sus puertas ni organizó la procesión. Obras de refacción en su local ubicado entre las intersecciones de los jirones Camaná y Junín (al costado de la iglesia de Santo Domingo) impidieron que sus tres pilares religiosos derramen su bendición en el día más importante de la Semana Santa.

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Esta archicofradía fue fundada en 1540 por el conquistador del imperio inca y fundador de Lima, Francisco Pizarro.

¿Y cómo es que llega esta reliquia? Fuentes históricas señalan que el fragmento fue enviado a la entonces Ciudad de los Reyes por el papa Paulo III, a pedido del rey Carlos V, con el propósito de fomentar la paz y apaciguar los enfrentamientos fratricidas entre pizarristas y almagristas.

¿Cuánto mide el fragmento del santo madero? Como reseña el libro Del Régimen Hispánico. Estudios sobre la Conquista y el Orden Virreinal Peruano, del magíster y licenciado en Historia por la PUCP, Rafael Sánchez- Concha Barrios, el Sactum Lignum Crucis (cómo así se llama) mide dos pulgadas y media y una de ancho (casi 8 centímetros de largo por 2.5 cm de ancho) y llegó al Perú con una inscripción latina que reza: Ecce Lignum Cricis in quo salud mundi pependit (he aquí el madero de la cruz del cual pende la salvación del mundo).

La cofradía estuvo integrada por representantes de la nobleza de entonces, virreyes, prelados, encomenderos, descendientes de los conquistadores y comerciantes. Como da cuenta Sánchez-Concha Barrios, tal fue su fama que desde España se les otorgó el privilegio de pedir, a través de sus mayordomos, el indulto de un sentenciado a muerte.

“Los miembros originales de esta archicofradía fueron los que acompañaron a Pizarro en la conquista del Perú”, explica por su parte Rafael Muente Schwarz, directivo de la citada institución religiosa y actual presidente de Osiptel. Desde entonces, recuerda, han pasado políticos, religiosos, funcionarios. Lo mismo ocurre hoy: “Hay algunos políticos, ningún congresista”.

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Cualquier persona que manifieste su voluntad de pertenecer a esta archicofradía puede hacerlo. Requisitos: prestar juramento, respetar los mandamientos de la Iglesia católica y las normas internas de la Vera Cruz.

Tradición

Con más de 40 años como miembro activo de la cofradía, Muente Shwarz señala que desde hace siglos conservan los valores de la eucaristía y penitencia. “Representa la devoción de los Caballeros hacia la cruz de Cristo, de ser honorables a la sociedad y de ser hombres de bien”, añade.

En sus inicios, en el marco de la penitencia, sus miembros llegaban a la autoflagelación para redimir los pecados de los demás. Hoy es cosa del pasado.

Archicofradía de la Vera Cruz
Archicofradía de la Vera Cruz

Muente recuerda cómo los presidentes que pasaron por Palacio de Gobierno rendían homenaje al Lignum Crucis y acompañaban al cortejo fúnebre hasta el Palacio Municipal.

En los años 60, añade, cuando salía la procesión, eran custodiados por efectivos de las Fuerzas Armadas y de la Policía.

¿Qué se siente ser miembro de esta cofradía? “Ser miembro de una archicofradía tan antigua, que representa tanto, es algo que uno no pregona, pero sí guarda dentro de uno mismo ese honor y la responsabilidad de conducirse de una manera correcta como buen católico, para efectos de ser un buen ejemplo para el pueblo católico y para las personas que le siguen y admiran a esta antigua cofradía del Perú”, subraya.

En el año 2000 se registró un impasse con el Arzobispado pero se alientan tratativas que apuntan a una reconciliación. “Se trata de la cofradía más antigua del Perú, fundada por el propio Francisco Pizarro, en Lima, y la aprobación del primer arzobispo Fray Jerónimo de Loayza. La razón de su progreso fue la participación de la nobleza y el apoyo de los papas a través de bulas recomendando y favoreciendo su culto”, señaló José Antonio Benito Rodríguez, doctor en Historia de América de la Universidad Católica Sedes Sapientiae.

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