Cristián Faúndes nació en 1973, el mismo año que cambíó la historia en Chile. (Foto: joel alonzo/gec).
Cristián Faúndes nació en 1973, el mismo año que cambíó la historia en Chile. (Foto: joel alonzo/gec).

1973. Augusto Pinochet dio el golpe de Estado al gobierno de Salvador Allende. El año en que Cristián Faúndes nació. ¿Cómo influyó en él aquel periodo difícil para ? “A mi madre, cuando estaba embarazada de mí, le tocó hacer muchas colas para recoger alimentos, y con mi hermana que tenía 3 años”, me dice sobre su familia de clase media y agrega, un poco en broma, que hoy las colas lo ponen un poco nervioso.

No lo dice, pero aquella conmoción que sufrió su país podría haber sido una influencia permanente. En el pensamiento de derecha, estaba la figura de su padre contador; en la izquierda, su madre profesora. ¿Cristián eligió el centro? Se formó como periodista, ingresó a la Academia de Guerra del Ejército y siguió en la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos. Llegó al Perú en 2019 como agregado de prensa de la Embajada de Chile, hasta marzo de este año, periodo en el que leyó religiosamente la , páginas que le dieron luces para confeccionar el libro Invertebrados. Reflexiones sobre la columna de opinión en el Perú (Mitin, 2022), en el que entrevista a 10 columnistas locales, de Mirko Lauer a Federico Salazar.

Asegura que desde niño le gustó sentarse frente al tablero de ajedrez; sus rivales ocasionales eran su abuelo o su padre. Los intereses por la estrategia maduraron y los aplicó a temas históricos, a la geografía, a la política; y ahora, quién sabe, en esta entrevista.

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-De padre contador y en medio de años difíciles, ¿por qué el apego a la política?

Era muy curioso ver a un presidente militar. ¿Por qué los militares están a cargo del tema político? Los militares se entrenan para la guerra, no para conducir la política. Pero en el 91 llegaron los militares al colegio a ofrecer una alternativa de servicio militar. Ofrecían un servicio voluntario antes de tener 18 años. En esa época me pareció una buena idea hacer el servicio militar los fines de semana; yo estaba muy alejado de mi padre. Mis padres se habían separado.

-¿No quedó un trauma por una época militarizada?

No. Obviamente, en la historia se cometieron excesos. Por otro lado, ya estábamos en democracia. La pasé bien haciendo el servicio militar, aprendí harto.

-¿No te sentías parte de “La voz de los 80″, como cantaban Los Prisioneros?

(Ríe). No. En el año 73 éramos de una familia clase media pujante. Pero, después, pasé a un estrato más privilegiado. Tampoco tuve familiares detenidos o desaparecidos. Uno comprende la realidad de quienes tuvieron desaparecidos, pero, como no lo viví, no tengo eso. Para mí, escuchar a Los Prisioneros era algo más anecdótico que para el que vivió la exclusión. La gente sufrió mucho porque fue súper duro, pero esa dureza no la viví.

-Sin embargo, ya luego entras a la Academia de Guerra del Ejército.

Me fui a Estados Unidos a trabajar en la startup de Terra USA. Estuve dos años. Mi chamba terminó a partir de la crisis del 11 de setiembre de 2001. Volví a Chile en plan ‘¿ahora qué hago?’. Pero quería saber por qué a una persona se le ocurrió ser parte de un atentado terrorista en las Torres Gemelas. Para llegar a eso, hice la maestría en Ciencias Militares en la Academia de Guerra. Al cabo del primer año, se abrió una vacante como investigador.

La obra de Faúndes.
La obra de Faúndes.

-¿La opinión en general no está devaluada?

No lo sé. Sí me parece que se ha perdido la capacidad de debatir y de presentar opiniones con argumentos. Hoy en día existe el piedrazo en Twitter. La gente se tira piedras en Twitter en vez de conversar en un café. Eso es un problema a nivel global.

-Hoy todos podemos opinar.

Y eso es súper bueno.

-Pero, a la vez, podría ser súper malo.

Cuando haces pública tu opinión, puedes esperar una contraparte que la cuestione, donde hay una argumentación. La gracia de la opinión está en compartirla y contrastarla con otras opiniones y argumentos. Los columnistas que entrevisté presentan en general opiniones bien fundamentadas y bien argumentadas.

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-Mucha gente evita opinar para no ser parte del ruido de opiniones, lo que puede devenir en la autocensura. En esa coyuntura, ¿por qué publicar Invertebrados?

Por medio de la curiosidad, quise saber quiénes son estas personas, qué querían plantear, cuáles son sus intereses. Es mostrar quién está detrás de la pluma; eso ayuda al lector a entender de dónde vienen y hacia dónde van los comentarios, cuáles son los referentes. A Patricia del Río le llamó la atención el ‘sobre qué escribir’ porque está tan polarizado el escenario...

-Opinar es casi un deporte de aventura.

(Ríe a carcajadas). Lo genial es que cada uno (de los entrevistados del libro) ve la columna de opinión de una manera distinta. Al final de todo, lo que representan estos autores es la expresión de la libertad. Y cada conversación la tomé como una lección de periodismo.

-¿Hay que aprender a opinar?

Va más allá de eso. No hay una manera única de ‘educar’ al otro sobre cómo opinar. Cada uno opina desde sus emociones, su vivir, desde su ADN. Lo que sí creo que es importante es que estamos hablando de política y, por lo tanto, una cosa es opinar desde el egoísmo, otra cosa es opinar desde el amor y otra cosa es opinar desde la conciencia cívica. Tenemos que vivir con el vecino, con la regulación política, con el migrante, en la diversidad. Hay opiniones distintas y eso es válido en una democracia y eso hay que defenderlo, no hay que oprimir al otro, hay que defender que el otro tenga su libertad de opinión. Si no integramos la diversidad, terminamos retrocediendo.

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AUTOFICHA:

- “Soy Cristián Gonzalo Faúndes Sánchez. Tengo 48 años, cuesta decirlo (risas). Nací en Santiago de Chile. Estudié en el colegio hasta el año 91, el año 92 estuve estudiando un ciclo básico de Filosofía y el 93 entré a Periodismo, donde estuve hasta que me titulé”.

- “Luego estudié un posgrado en la Academia de Guerra del Ejército, que es la maestría en Ciencias Militares y luego el magíster en Seguridad y Defensa en la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos. Luego me gané una beca para Estados Unidos”.

- “En EE.UU. hice el mismo curso que siguió Bachelet años atrás; claro, la diferencia es que ella fue ministra de Defensa y yo no (risas). Invertebrados es mi tercer libro como autor y en otros tres he sido coautor o coeditor. Tengo ganas de hacer más de un libro acá. La calidez y cordialidad peruana es algo súper real”.

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Emanuel Soriano

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