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Villarán y Conga: ¿cambiar o no cambiar?
Las dos encuestas que han aparecido en los últimos tres días nos dejan para el comentario dos cosas muy claras: i) Si la alcaldesa Susana Villarán no le da un vuelco dramático a su gestión, entonces debe prepararse para enfrentar el proceso de revocatoria; y, ii) si el Gobierno no actúa con inteligencia y habilidad, entonces debe prepararse para una larga batalla en Cajamarca.
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Enrique Castillo, Opina.21Las dos encuestas que han aparecido en los últimos tres días nos dejan para el comentario dos cosas muy claras: i) Si la alcaldesa Susana Villarán no le da un vuelco dramático a su gestión, entonces debe prepararse para enfrentar el proceso de revocatoria; y, ii) si el Gobierno no actúa con inteligencia y habilidad, entonces debe prepararse para una larga batalla en Cajamarca.
Más allá de lo que Susana Villarán hizo o no hizo hasta la fecha, lo cierto es que a partir de las últimas encuestas la alcaldesa limeña enfrenta el dilema más importante de toda su gestión: cambiar o no cambiar.
Pero no hablamos tan solo de cambios en las gerencias o en los planes, hablamos fundamentalmente de un cambio en la filosofía misma y en la actitud de la propia Alcaldesa. Ella ha defendido con mucha fuerza la nueva forma de conducir la ciudad, pero si insiste en ella, esa será la causa de su fracaso. La ciudad parece no estar preparada para su singular oferta, no la ve, no la quiere, prefiere y demanda una acción mucho más ejecutiva. Ni siquiera los más pobres –destinatarios de su visión actual- valoran su esfuerzo. Insistir en el error sería suicida.
El Gobierno sube cada vez más su oferta de dinero para Cajamarca, ahora son 5 mil millones los que van hacia esa región. Sin embargo, la población todavía no se pronuncia favorable y contundentemente sobre el proyecto.
Y es más, la actuación del primer ministro, Óscar Valdés, en este conflicto solo es apoyada por un 34% de la población, mientras un 27% no precisa nada; y un 45% de los encuestados piensa que el proyecto se va a suspender por unos años, mientras otro 14% cree que se va a cancelar definitivamente. Parece que muchas cosas no se están haciendo bien al respecto, por lo que bien haría el primer ministro y su equipo en repensar y cambiar su estrategia.
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