PUBLICIDAD
"La TV no puede ser profunda, nadie la encendería"
“Soy de las que se sienten a gusto en cualquier situación. Quizá sea un mecanismo de sobrevivencia, pero así soy”, nos dice la coreógrafa Morella Petrozzi.
Imagen
Fecha Actualización
Morella Petrozzi,BailarinaAutor: Gonzalo Pajares.gpajares@peru21.com
Bella, andrógina, rebelde. Así es Morella Petrozzi, la bailarina que hoy, a las 7 p.m., en el Icpna de La Molina (Av. Javier Prado Este 4625), estrena Latidos de Andrómeda, instalación que mezcla danza, tecnología y arte.
¿Por qué insistes en la danza?¿Por qué sigo siendo Morella? Yo nací bailarina, está en mi ADN. Recordemos que mi madre es Ducelia Woll, una gran bailarina que acaba de cumplir 50 años en el oficio. Yo nací de ese útero. Yo tenía talento y me quedé en esta disciplina pues al bailar me sentía plena. En la adolescencia decidí dejar el ballet clásico por la danza contemporánea.
¿Qué te ha dado la danza?Los instrumentos para poder rebelarme de una manera muy bella, pues lo hice a través del arte. Usando el arte, uno puede remover más conciencias que usando la política y su retórica. Mi amor con la danza es sin pretensiones, sin hipocresía.
'Rebelar' es rebeldía, pero 'revelar' es mostrar…Mucha gente tiene ojos y no ve: la injusticia, la intolerancia, la ignorancia, la fatuidad, la arrogancia, la decadencia y los prejuicios sobre los que nos educamos.
La danza es poco masiva, pero tú eres conocida, pública…Hay tres razones o momentos. El primero apareció cuando escribí 56 días en la vida de un freak, un libro polémico que la prensa usó para conocerme como artista, que era lo que me interesaba. La conjunción de los astros hizo que la gente me conociera y se enterase de que, además de bailar, escribía. En todos los gremios hay mucha arrogancia. Hablemos de tu oficio: no necesitas ser periodista para ser un buen entrevistador. En mi caso, no necesité haber estudiado Literatura para haber escrito un buen libro, un volumen auténtico, nada arrogante ni pretencioso, que no quería ganarse ningún premio. Luego vino mi desempeño en la televisión, donde me conoció la masa.
¿Ves con optimismo al Perú?(Piensa). Me encanta ir por Javier Prado y ver el Teatro Nacional, el Museo de la Nación, la Biblioteca Nacional y el Tren Eléctrico. Entonces me digo "Wow, parecemos un país desarrollado". Pero unos metros después me encuentro con el chofer bestia de la combi o con un transeúnte despistado o con una señorona limeña burguesa, quien es racista y clasista. Creo que hay mucho pan por rebanar pues seguimos siendo una ciudad cucufata, discriminatoria, moralista, fatua, atorrante y necrofílica, pues nos regodeamos con la muerte y con la desgracia ajena. En realidad, poca es la gente que busca lo bueno de la sociedad.
¿Y nuestra sensibilidad?La estamos construyendo.
¿Por qué sigues peleando?Siempre he sido una luchadora independiente, una 'indie'. Soy una mujer solitaria que nunca le ha pedido nada a nadie, pero que tampoco se ha quejado. Yo solo he hecho… y casi siempre con el dinero que gano en mi trabajo como maestra de Danza Viva, mi escuela de teatro. Vivo una etapa bonita pues tenemos más de 300 alumnos. Somos una empresa autogestionaria y sin fines de lucro. Mi meta cercana es crear un teatro alternativo, uno para 150 personas, que sea una especie de Caja Negra, donde se mostrarán espectáculos de danza alternativa.
¿Hay público para tu arte?Sí. Gracias a los astros, a Dios, a quien esté arriba, tengo un público grande que me sigue, que está dispuesto a ver espectáculos de danza alternativa. Reconozco que mi arte no es masivo… Lo vemos en la misma Europa, donde los teatros alternativos no reciben más de 200 personas por función.
¿No quieres tener una vida burguesa?Vengo de una familia burguesa, pero los burgueses también nos podemos rebelar contra eso (ríe). Además, hay que reconocer que uno no puede ir a observar un espectáculo de danza contemporánea si las tripas te suenan.
Esta noche estrenas Latidos de Andrómeda…Es una instalación multidisciplinaria e interactiva donde participan Danza Viva, uA collective y Ambar Labs. Reconocimos que nos unían las vibraciones de la luz, del movimiento, del sonido; aquello que es latente en lo que no se ve, lo invisible de lo visible. Y, luego, recuperamos el mito de Andrómeda, la reina de los seres humanos, que es rescatada por Perseo, pero que es condenada por su belleza. Dicho esto, en el arte es más importante sentir que explicar (risas).
¿Qué percepción tienes de Gisela Valcárcel?No la conozco profundamente, no es mi amiga. Pareciera que quiere hacer las cosas bien y que quiere mejorar como ser humano. Puede no ser de nuestro gusto, pero quién es quién para juzgar. Gisela quiere mejorar, está haciendo bien las cosas, pero la televisión no puede ser tan sesuda ni profunda. De lo contrario nadie la encendería.
¿Te la imaginas viendo un espectáculo de danza?No se le ha visto mucho. Imagino que tendrá temor de salir, de que la prensa la apabulle. No sé si es por falta de curiosidad o por su seguridad.
AUTOFICHA
- Estudié Danza Contemporánea en la Sarah Laurence College, una de las universidades más importantes de EE.UU. Yo me rebelé contra el ballet contemporáneo.
- La danza y el arte contemporáneos tienen que ver con la rebeldía. La danza me permitió rebelarme a través del arte.
- He montado más de 30 obras. La danza es lo que vivo, respiro y lo que moriré haciendo. Latidos de Andrómeda es una instalación multidisciplinaria e interactiva.
PUBLICIDAD
ULTIMAS NOTICIAS
Imagen
Imagen
Imagen
PUBLICIDAD