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De la tristeza al júbilo
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Los momentos de tensión por el retraso para esperar al presidente Ollanta Humala pasaron al júbilo luego de que un grupo de quince familiares de los obreros, especialmente de los oriundos de la provincia de La Convención, ingresaran a la base y se reencontraran con sus seres queridos luego de cinco días de secuestro.
Se apreciaron escenas de abrazo y llanto cuando –por ejemplo– Noemí Labra y su pequeña Dámaris, de apenas cuatro años de edad, fueron recibidas con los brazos abiertos por Juan Choque, esposo y padre, quien, al igual que sus compañeros de Skanska, estaba vestido de polo blanco y pantalón jean azul. Los de Construcciones Modulares tenían puesta una camisa beige.
Por otro lado, Aleja Concha, una joven y humilde pobladora, se confundía en un fuerte abrazo con su pareja Mario Javier Suárez.
Juan Choque tuvo un gesto particular con Perú21 al acercarse hasta los periodistas de este diario y agradecer la preocupación y el apoyo que, en todo momento, se mantuvo hacia su esposa Noemí y su hermano Mario Choque. "Ya estoy mucho mejor, muchas gracias por todo", nos dijo.
De otro lado, el congresista fujimorista Juan José Díaz expresó su malestar por la decisión del Gobierno de alargar innecesariamente el tiempo del contacto inicial entre los familiares y los trabajadores Camisea. "El Presidente Humala puede hacer todo el show que quiera, pero no a costa de la libertad de los todavía rehenes, ni de la seguridad de los militares heridos", dijo.
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