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La realidad superó a Dan Brown
Me refiero al caso Vatileaks y a su principal sospechoso: Paolo Gabriele. O Paoletto. También conocido como el cuervo. O el topo. O el mayordomo infiel.
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Pedro Salinas,El Ojo de Mordorpsalinas@peru21.com
Ahora resulta que está loco y actuó solo. Bueno. No es que sea un orate o un asesino serial, tampoco exageremos, sino un personaje "inestable". Y sugestionable. Con sentimientos de grandiosidad. Incapaz de entender y de desear. Y cosas así. Eso es lo que señalan algunos exámenes psiquiátricos exhibidos por fuentes vaticanas a la prensa italiana. Sin embargo, no deja de llamar la atención que el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, se refiera a él como una persona "correcta y normal".
Más curioso todavía es que alguien de esas anómalas características psicológicas haya sido escogido por el propio Benedicto XVI, en el 2006, para que sea su valet. Es decir, hablamos de alguien que lo acompaña hace seis años desde que se levanta, le sirve sus comidas, le acompaña a todas partes e, incluso, le ayuda a desvestirse por las noches. ¿Y cómo recién se dan cuenta de que bajo el techo papal habitaba un lunático?
Total, lo más importante parece ser que habría actuado "sin cómplices". Porque, vamos, esto es algo que han subrayado hasta el hartazgo el propio Lombardi y los abogados. Me refiero, si no quedó claro a estas alturas, al caso Vatileaks y a su principal sospechoso: Paolo Gabriele. O Paoletto. También conocido como el cuervo. O el topo. O el mayordomo infiel. Quien ha sido acusado de "robo agravado" y podría ser condenado a seis años de prisión.
Según la versión del propio ayudante de cámara del papa, no ha recibido dinero ni otros beneficios por la información filtrada a los medios, y actuó de forma personal, y traicionó al santo padre "para salvar al Vaticano" y, además, se sentía de alguna manera como "un infiltrado del Espíritu Santo".
Claro. Ya lo sé. Ustedes dirán que, con esas últimas frasecitas que les menciono, el tal Paoletto no solamente calza con el perfil que le endilgan las pericias psiquiátricas, sino que, además, debieron añadirle los adjetivos de "iluminado" y "oligofrénico". Pero, así como dijo eso, también mencionó ser "un chivo expiatorio".
En fin. Quiero decir con todo esto que, ante la confesión manifiesta, da la impresión de que la iglesia quiere cerrar este caso lo más pronto posible. Para acabar con la escandalera mediática. Pero claro. Lo cierto es que todavía quedan demasiadas interrogantes y subyace la percepción de que no se ha llegado al fondo.
¿Un débil mental ha sido capaz de elucubrar este golpe al corazón del catolicismo? ¿Sin ayuda interna ni externa? ¿No se va a hacer el esfuerzo por esclarecer las omisiones y contradicciones que han sido evidentes en este caso? ¿No fue el mismísimo Paoletto quien señaló que había "por lo menos veinte personas involucradas"? ¿Y el técnico informático que le ayudó: por qué ha sido prácticamente absuelto? ¿Por qué sigue trabajando en las oficinas vaticanas, como si nada hubiese sucedido? ¿Y el 'padre espiritual' de Paoletto, quien estaba al tanto de todo, por qué no ha sido implicado en el proceso? ¿Por qué en los documentos judiciales aparecen personajes citados solo con una letra mayúscula? ¿Se trata de testimonios o se trata de otros sospechosos? ¿Quiénes son los señores E, B, Y, W y X? ¿Qué rol juegan en los Vatileaks? ¿No ha dicho el mayordomo que B recibía un duplicado de las fotocopias que extraía del escritorio del secretario personal del Papa? ¿Quién es B? ¿Qué misterios oculta la iglesia?
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