Foto: Luis Gonzáles.
Foto: Luis Gonzáles.

Redacción PERÚ21

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Daniel Titinger,PeriodistaAutor: Gonzalo Pajares.gpajares@peru21.com

Tiene dos hijos, dos libros y dos oficios: periodista y cronista. Siente que hace el mejor diario deportivo de la Vía Láctea y no se considera escritor. A las 7:30 p.m., en Pescados Capitales (La Mar 1337, Miraflores), Daniel Titinger presenta Cholos contra el mundo (Planeta), su segundo libro de crónicas.

¿De qué equipo eres hincha?(Ríe). No te lo diré. Dirigiendo Depor me pasó algo terrible: dejé de ser hincha, ni siquiera por una cuestión profesional, sino por una cuestión comercial. Qué espanto, quizás nunca fui hincha de verdad (ríe).

Diriges Depor, ¿tu mirada ya es comprensiva con el fútbol?Al contrario, mis críticas se han exacerbado. Hoy conozco el monstruo desde dentro y todo es peor de lo que imaginaba: hay niños que son esclavos del fútbol, hay padres que quieren que sus hijos sean esclavos, hay dirigentes entornillados por un interés económico, que entran a robar; hay entrenadores que llegan con su cola de jugadores lista para firmar, hay periodistas que les cobran a los dirigentes: la moral importa un comino. Puede sonar fuerte, pero en el periodismo deportivo lo que abundan son las malas personas.

¿Qué haces en un mundo así?Porque nosotros no estamos contaminados. Depor nació como una mirada optimista en un mundo pesimista. Tratamos de dar buenas noticias y queremos cambiar todo –algo quizás utópico– desde el periodismo.

¿Cómo puedes hacer un buen diario si la materia sobre la que escribes es de baja calidad?En todo partido hay un ganador y un perdedor: nosotros tratamos de hablar del que gana. Me dirás, qué de bueno hay, mira a la "U": nueve niños están llevando sobre sus hombros al equipo y, lo mejor, son de exportación.

¿Sientes que haces el mejor diario deportivo del mundo?De la Vía Láctea. Somos un diario escrito desde las entrañas. Somos una tribu… na (risas).

Cambiemos de giro: ¿La crónica es literatura?Sí. Bajo presión, como dice Juan Villoro, pero es literatura. No es un género menor, es equiparable a la novela, a la poesía.

¿Lo que escribes es literatura?Sí, pero no soy un escritor. Se me eriza la piel y me da vergüenza usar esta palabra para mí mismo: yo soy un periodista que hace literatura. Considero que la palabra 'escritor' está más ligada a la ficción. Además, la novela es un género que está venido a menos. Hoy se hace muy buena crónica, al punto que mis lecturas consisten, básicamente, en estos textos y muy pocas novelas.

Si no lees novelas, ¿cómo puedes decir que está en crisis?Digamos que no termino de leerlas, no me enganchan.

¿Escribes crónica porque te resulta más fácil hablar de la realidad?No me resulta atractivo escribir ficción. Alguna vez empecé un par de cuentos y no tuve suerte, no me sale. Yo necesito los ingredientes de la realidad para poder escribir.

Tu primer libro de crónicas fue Dios es peruano…Es un libro muy pesimista, pero tuvo buen márkéting, y la prensa está buscando el 'Perú, Nebraska' en cualquier libro (ríe). Soy muy pesimista en cuanto al país; mejor dicho, no soy parte de esta ola optimista, no me pondría un polo de la Marca Perú. Por eso, escribí la historia del pisco desde el valle de Elqui, en Chile; dije que el cebiche no era necesariamente peruano y lo más optimista que escribí es que teníamos una bebida con sabor a chicle y color orina que le había ganado a la Coca Cola. Me voy de viaje y no extraño el cebiche. El márketing ha hecho creer a muchos que vivimos comiendo los platillos de Gastón Acurio cuando es más frecuente que comamos arroz con huevo frito. Sin embargo, el Perú necesita un Gastón Acurio en diferentes áreas de nuestra realidad, quizás que solo exista un Gastón en la gastronomía sea nuestra desdicha.

Este sarcasmo se profundiza en Cholos contra el mundo…Se evidencia más. Los personajes son mucho más freaks, están al borde del fracaso incluso dentro de un supuesto triunfo. Kina Malpartida, por ejemplo, tenía 11 caries antes de ser imagen de una pasta dental. Pero lo más rico de su historia es lo que le sucede después de ser campeona mundial. Martín Adán es un tipo que se escapó del mundo y se internó en un manicomio no por estar loco sino por estar cansado, por no haber podido manejar el éxito literario que le vino a los 16 años; de él se esperaban textos grandiosos y, quizás, no se sintió preparado para lanzar un segundo libro como La casa de cartón. No me atraen las historias felices, soy un aguafiestas.

¿Por qué no nos gustan las historias con happy end?Quizás para sentir que tenemos una vida mejor que la que leemos. Uno debe cerrar un libro con una fuerte dosis de angustia, que al terminarlo te den ganas de vomitar. Una buena historia te tiene que producir asco.

AUTOFICHA

- Me gustan las historias donde esté presente el fracaso. Por eso, no escribiría sobre Gastón Acurio, Juan Diego Flórez y, especialmente, sobre Vargas Llosa, quien vive mutando.

- Me gustan los personajes que viven plenamente su 'tentación del fracaso', que no mutan, que no cambian, algo que no pasa con Vargas Llosa.

- Tengo dos hijos, Gabriel y Cristóbal. Les dedico mi libro porque pensé que ya no escribiría más. Escribir no me gusta, me cuesta muchísimo, lo evito; prefiero leer, investigar.