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“Me amaba” tanto que me quemó (1)
“Pobrecito, es así porque sufrió de chico, pero va a cambiar”, afirmaba Leyla (28), madre de tres niños, cuando le decían que terminara con el violento Carlos (18). Acabó quemada.
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Carmen González,Opina.21c.gonzalez@ceprovi.org
Mi hipótesis es que no era "comprensiva". Era agresiva pasiva y parte de una relación sadomasoquista. Era de las hermanas menores y sintió dolor y rabia al no sentirse amada como ella esperaba. Los niños quieren el amor exclusivo de los padres y, si no tienen el primer lugar, sienten que no los aman. Esto quedó en el inconsciente. Cuando Carlos le demanda amor con fuerza –que se va convirtiendo en violencia–, no puede separarse. Inconscientemente, siente que su deseo infantil se está cumpliendo ya que Carlos la ama "por sobre todo". Por la ley de la "repetición compulsiva", busca inconscientemente repetir lo sentido en la infancia.
Él, por graves carencias infantiles, quedó lleno de dolor y odio deseando que la madre lo amara sin límites. Se apega a Leyla creyendo que tolera sus violencias porque lo ama; inconscientemente, necesita a una mujer para transferirle sus exigencias y odio infantiles. Ambos se necesitan para descargar sus frustraciones y odios. Buena pareja es la que hace que el otro madure. La pareja ni la adultez producen emociones nuevas, por si acaso. Más bien, reviven emociones inconscientes de la infancia.
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