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Redacción PERÚ21

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Claudio Herzka, Al.Mercadocherzka@peru21.com

Ser conocido como líder por un amplio núcleo de personas es un gran éxito personal. Ganarse este reconocimiento –sea en el campo político, intelectual o empresarial– demanda una claridad de ideas, una rectitud de comportamiento y un trato que pocos logran. Si, además, el individuo transmite sus conceptos a la gente que lo rodea e influye en ellos para que sigan sus convicciones actuando como mentor, estamos ante una persona excepcional. En el Perú no se tiene la suerte de contar con muchos individuos que tengan estas cualidades. Llegar a este punto requiere convicción de que se tiene que actuar con rectitud y siguiendo reglas morales con perseverancia, incluso ante situaciones complejas y desfavorables. Alonso Polar Campos fue un líder en muchos aspectos. Gestor público y privado, líder cultural e intelectual, estuvo comprometido con su país, con las entidades en las que laboró, con su entorno político y con su familia. Fue alguien invalorable, un verdadero y leal amigo. Por todo lo que logró, nunca será olvidado por quienes tuvimos la suerte de conocerlo.