/getHTML/media/1238511
Lo último del paro de Transportistas
/getHTML/media/1238503
Rubén Vargas sobre inseguridad: "Se necesita inteligencia no estado de emergencia"
/getHTML/media/1238497
Gilmer Meza de Sutep Lima: "Ministro de Educación -Morgan Quero- debería de renunciar"
/getHTML/media/1238485
Alfonso Bustamante CONFIEP sobre inseguridad: "No hay liderazgo, hay ineficiencia"
/getHTML/media/1238306
Mariana Costa de Laboratoria habla sobre sus encuentros Obama y Zuckerberg en La del Estribo
/getHTML/media/1238304
Los mejores libros del siglo XXI según The New York Times | Biblioteca de Fuego
/getHTML/media/1238303
¿Cementos y fútbol femenino? Gabriel Barrio de Unacem en Marcas y Mercados
/getHTML/media/1238207
118 mujeres han sido víctimas de feminicidio en lo que va de 2024
/getHTML/media/1238198
Lo último: allanan la casa de 'Chibolín'
/getHTML/media/1237508
Hugo de Zela sobre viaje a EE.UU.: "Se intentó explicar al Congreso, pero Dina no quiso"
/getHTML/media/1237506
Abraham Levy: "Hay mucho desinterés sobre los incendios forestales"
/getHTML/media/1237484
Darío Sztajnszrajber, filósofo: "Aprendamos a vivir el amor también con sus sombras"
PUBLICIDAD

Integración

Imagen
Fecha Actualización
Guillermo Giacosa,Opina.21ggiacosa@peru21.com

Ayer nos referíamos a la unidad en la diversidad como alternativa de integración que favorezca el crecimiento y el desarrollo armónico en América Latina. Existe una multiplicidad de factores internos y externos que indican que nuestro subcontinente estaría en condiciones de comenzar a ocupar los espacios que hasta hoy ocupaban naciones a las cuales solíamos mirar con cierta reverencia. Hace unos meses, el diario El País de España publicaba una nota que, al referirse a América Latina, decía que esta podría llegar a sustituir, en el concierto universal, a los "tigres asiáticos" que comienzan a lucir cansados y cuyo modelo parece estar acercándose al límite de sus posibilidades. Que Brasil sea ya la sexta potencia económica del planeta no es un dato menor. Tampoco lo son las experiencias de integración que, con distinto suceso, se han ensayado hasta el presente, ni tampoco el surgimiento de organismos como la Unasur o la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) que, sin la presencia de potencias hegemónicas, comienzan a hacer sentir su voz y su peso político allí donde antes éramos ignorados o silenciados. Es evidente que nuestra fuerza reside en la unidad y que esta deber ser un objetivo político a lograr más allá de las diferencias coyunturales que puedan separar a una nación de otra. Si creamos un espacio donde los matices sean parte de la normalidad, todos terminaremos ganando. Si, además, población, políticos y periodistas logran interiorizar el sentido de esta oportunidad histórica, estaremos construyendo, para las generaciones que nos sucederán, un espacio del cual podremos sentirnos orgullosos.