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Cero en comprensión
“El problema de la educación en el Perú es más grande que el problema de los maestros”, dijo textualmente el presidente Ollanta Humala en Pasco. Es cierto.
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Mónica Delta,Opina.21mdelta@peru21.com
Sin embargo, lo que hasta el momento ha dicho, o ha dejado de decir "su ministra", es confuso y contradictorio. Si se llama Ley del Profesorado, Ley de la Carrera Publica Magisterial, Ley del Desarrollo Docente, es irrelevante. El objetivo debiera ser el desarrollo integral del estudiante. ¿Qué tenemos hasta ahora tras la duplicación de sueldos al maestro con el expresidente Alejandro Toledo que, demagógicamente, asegura que son sus "chocheras", si la realidad nos coloca en los últimos lugares mundiales de comprensión lectora y matemática y en el puesto ocho de diez en América Latina?
La educación no es un asunto de escalas remunerativas. Tampoco un asunto de "utilización política" con ideologías trasnochadas, que es lo que más daño le hace a un estudiante durante su desarrollo intelectual e integral. Tampoco es qué nombre le pongo a una reforma para diferenciarme del gobierno anterior y "enterrar" lo bueno que pudo lograr. La educación es la calidad del aprendizaje. El instrumento clave para lograr aprender es un profesorado capacitado y competitivo. Maestros que no enseñen a hacer huelgas o a tratar de "derribar aviones" con hondas, como ocurrió con una facción del Sutep en el aeropuerto de Juliaca, ni tampoco infiltrados en la educación peruana que "quieran lavarles" el cerebro a nuestros chicos con el tristemente célebre "pensamiento Gonzalo", cuyo líder está en la cárcel –sentenciado a cadena perpetua– por las atrocidades cometidas contra los más humildes del país. Tampoco "educamos" a nuestros hijos con un Estado "blandengue" que no sanciona los excesos.
Esperamos que no sea letra muerta lo anunciado por el viceministro de Gestión Pedagógica: que serán expulsados los profesores huelguistas que hayan participado en actos vandálicos. El crecimiento económico de un país no nos conduce a ninguna parte si nuestros hijos y (autoridades) ni siquiera entienden lo que leen o, simplemente, ni leen.
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