Luego de décadas de estudios, la Organización Mundial de la Salud acaba de reconocer como una enfermedad el síndrome de burnout, una patología asociada al agotamiento mental, emocional y físico causado por el exceso de trabajo, que afecta al 10% de la población mundial.
Pedro Rivara, psiquiatra de la Clínica Delgado, explicó que este síndrome está asociado al estrés crónico en el trabajo y afecta más a trabajadores que tienen empleos relacionados con la atención a las personas, como médicos, enfermeras, personas que trabajan en transporte o en aeropuertos.
Se presenta en pacientes que tienen mucho tiempo laborando en un mismo lugar, bajo bastante exigencia, pero que no reciben una compensación justa al esfuerzo que realizan o no encuentran una satisfacción en el trabajo y, por el contrario, están frustrados.
“Por ciertos factores, estas personas no tienen una buena adaptación al empleo y, si las cargas son muy monótonas o exigentes y tediosas, la persona empieza a tener consecuencias emocionales y cognitivas”, sostuvo.
Las personas con este trastorno pueden presentan apatía, irritabilidad, ánimo bajo, pesimismo, intolerancia o tener menos creatividad para el trabajo.
Asimismo, dolor de cabeza o de espalda, pérdida del apetito y del sueño y sensación de fatiga crónica. “El trastorno afecta también la conducta y puede ocasionar que la persona evada sus responsabilidades, falte al trabajo, llegue tarde o pida permisos continuos”, refirió Rivara. Pero, además, el síndrome de burnout puede ser un desencadenante de otros trastornos mentales, como la depresión o la ansiedad.
Por esta situación, la persona comienza a tener conflictos en el trabajo y puede aislarse o trasladar esos problemas a la casa. “En esos casos, es necesario un apoyo psicológico, pero también ayuda tener actividades para canalizar las tensiones, como hacer deporte, y tener un ambiente familiar positivo, así como un soporte social”, explicó Rivara.