Iniciativas hay, muchas de ellas, muy buenas, pero la falta de implementación es lo que genera tantas diferencias. (Foto: Getty)
Iniciativas hay, muchas de ellas, muy buenas, pero la falta de implementación es lo que genera tantas diferencias. (Foto: Getty)

Por: Mg. Álvaro Valdivia Pareja

Hace ya, varios meses, observo y reflexiono sobre la cantidad de profesionales de salud mental que han creados cuentas en distintas redes sociales para ofrecer información basada en evidencia y ayuda terapéutica para quien lo necesite. El auge de estas iniciativas se produjo poco tiempo después de que iniciara la pandemia.

La iniciativa en sí es grandiosa (siempre y cuando brinden información y/o ayuda profesional, ética y responsable). Observo solidaridad, mucha validación emocional e interés genuino en poder ayudar a quienes, quizá, nunca han tenido la oportunidad de acceder a un servicio psicoterapéutico en su vida; sea por desconocimiento, dificultad económica o escepticismo, en un país de diferencias tan marcadas como el nuestro, hay muchas personas que nunca habían recibido esta clase de ayuda profesional.

Pero, ¿cuál es el riesgo? Mejor, dicho, ¿hay algún riesgo?

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Probablemente haya varios, pero deseo focalizare en uno (considerando sólo las cuentas de profesionales responsables): la falta de criterios comunes en la información.

La psicoterapia y la psicología, en general, son ciencias basadas mayoritariamente en el subjetivismo, pues, realmente, no puede ser de ninguna manera diferente, pues nuestro objeto de estudio, el ser humano, es 100% subjetivo y distinto el uno del otro. Esto no significa que los tratamientos así lo sean; en realidad, la tendencia actual es a ofrecer ayuda basada en evidencia objetiva. Los estudios realmente logran encontrar patrones comunes, pero, está en la experiencia del/la profesional la herramienta necesaria para poder adecuar esta información a la subjetividad de cada paciente. Entonces, ¿no sería acaso, apropiado, que sea el gobierno el agente encargado de ofrecer este tipo de información a gran escala, a todo el país?

Obtener información apropiada y responsable sobre salud mental debe ser un derecho de todo/a ciudadano/a, ya que nadie está exento de padecer problemas de salud mental o presentar ideas suicidas. Por ende, si hablamos de derechos, estamos acercándonos, indudablemente, al terreno de las políticas públicas y a la labor que debe implementarse desde el gobierno. Iniciativas hay, muchas de ellas, muy buenas, pero la falta de implementación es lo que genera tantas diferencias.

Considero que es importante visualizar que la salud es igual de importante en todas sus áreas, sean estas, parte de la salud física, o de la psicológica. Un tratamiento para la ansiedad o prevenir un suicidio no es menos importante que el tratamiento para cáncer o para covid, y viceversa. Es en la comprensión de que TODA el área de salud sea igual de importante, donde quizá podamos encontrar una luz para que se puedan generar iniciativas a gran escala en el terreno de la salud emocional.

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