Es fundamental diferenciar entre un lunar normal y uno sospechoso. (Foto: Difusión)
Es fundamental diferenciar entre un lunar normal y uno sospechoso. (Foto: Difusión)

En el constante cuidado de nuestra , la aparición de lunares nuevos en la piel puede generar interrogantes y preocupaciones.

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La Dra. Natalia Coras Álvarez, especialista en dermatología, indica las causas de la aparición de los también llamados nevos o nevus, los cuales puede tener origen en la interacción entre factores genéticos y la exposición ambiental, especialmente la radiación solar, traumatismos, infecciones y enfermedades inflamatorias, quienes juega un papel crucial en la formación de nuevos lunares.

La ubicación de estos crecimientos cutáneos, generalmente oscuros puede afectar su riesgo potencial, siendo áreas no expuestas o propensas a traumatismos de especial preocupación. La aparición de lunares varía según el tipo de piel, con un aumento en tamaño y número durante la infancia y adolescencia, alcanzando un pico en la tercera-cuarta década de la vida.

“Esta aparición de nuevos lunares es común en pacientes con predisposición genética y exposición a estímulos externos. Sin embargo, la preocupación debe dirigirse hacia aquellos que experimentan cambios clínicos, picor, sangrado u otros síntomas inusuales”, menciona la dermatóloga.

Es fundamental diferenciar entre un lunar normal y uno sospechoso. Los normales no presentan cambios con el tiempo ni síntomas, mientras que los sospechosos exhiben alteraciones morfológicas y síntomas como picor o sangrado.

La exposición excesiva al sol es un factor ambiental decisivo en la formación de nuevos lunares. Además, existen genes relacionados con la pigmentación cutánea que aumentan la predisposición a desarrollar nevos o nevus, especialmente en individuos con fototipos claros.

“Realizar autoexámenes cutáneos de rutina es una herramienta clave para detectar cambios en los lunares. Se recomienda a los pacientes con bajo y alto riesgo realizar autoevaluaciones mensuales, siguiendo un orden sistemático del examen de la piel”, enfatiza la doctora.

Por otro lado, la especialista señala que para mitigar factores de riesgo ambiental y realizar exámenes anuales son precauciones esenciales. Los signos de alarma incluyen cambios en color, tamaño, simetría, bordes y síntomas como dolor, prurito, ulceración o sangrado.

Finalmente, la doctora recomienda realizarse chequeos regulares con un dermatólogo. Pacientes de alto riesgo deben someterse a un examen completo anual, mientras que aquellos de bajo riesgo deben hacerlo en caso de lesiones sospechosas. Si llega a observar cambios en un lunar existente, se recomienda buscar ayuda médica de inmediato.

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