Nadie ha subvertido tanto nuestra visión de la violencia y el sexo desde el séptimo arte como el director Paul Verhoeven: con 82 años cumplidos, este veterano "holandés errante" continúa escandalizando los estratos políticamente correctos, ahora con Elle, un irónico filme sobre una mujer violada que no reacciona como se espera y que supone su primera película desde hace diez años, tras ajustar cuentas con el colaboracionismo nazi en la magistral El libro negro.
Hace más de 40 años que un jovencísimo Rutger Hauer (Blade Runner) dibujaba su pene sobre un papel en una de las secuencias inolvidables de Delicias turcas (1973), cinta de Verhoeven nominada a Mejor Película Extranjera en los Oscar y que en 1999 resultó elegida Mejor Película Holandesa del Siglo en el Nederlands Film Festival.
Siguieron filmes perturbadores en colaboración con el extraordinario guionista Gerard Soeteman (El cuarto hombre), hasta que dio el salto a su primera producción estadounidense con Flesh+Blood, visión nada idealizada de la Edad Media con el concurso del gran actor peruano Fernando Hilbeck.
Su primera secuencia polémica está incluida en ese filme: la protagonista, encarnada por Jennifer Jason Leigh, sufre una violación en grupo, pero logra cambiar las tornas cuando le llega el turno al "héroe" (de nuevo Hauer), siendo ella quien parece violarle a él…
Ya instalado en Los Ángeles, Verhoeven lanza en 1987 la inolvidable Robocop, que también marcó época por su hiperviolencia y su humor negro. Le siguió la divertida El vengador del futuro (1990), regalándonos los dos bíceps de Schwarzenegger y los tres senos de una extraterrestre.
Pero fue Bajos instintos (1992) el filme que le lanzó definitivamente a los anales de Hollywood: pese a que no logró convencer a Michael Douglas de que protagonizara secuencias bisexuales y un desnudo frontal frente a cámara, la entonces emergente Sharon Stone no tuvo problemas en descruzar sus piernas ante los espectadores para mostrar su rubia vagina. El shock mundial fue espectacular y cambió nuestro modo de mirar el sexo en el cine mainstream.
En 1995, Verhoeven quiso repetir la jugada con Showgirls, crónica de una vedette que desea triunfar en Las Vegas, pero crítica y público no supieron apreciar su ironía falsamente naïf. Hoy Showgirls es una película erótica de culto, pero allanó el camino a la decisión de su director de abandonar el pacato Hollywood y volverse a Europa.
Antes nos legaría otra obra maestra: parodia del fascismo USA, Starship Troopers (1997) incluye otro desnudo sorprendente, el de todos sus jóvenes protagonistas en una ducha unisex. Para motivar a sus actores estadounidenses a quitarse la ropa, el propio Verhoeven también se desnudó al rodar la secuencia.
Dos décadas después, nadie sospechaba que Verhoeven, ya octogenario, volvería a ser el centro de la atención, ahora desde la industria francesa y en complicidad con la gran actriz Isabelle Huppert, gracias a la polémica Elle.Este filme se inicia con una violación a la protagonista, quien no reacciona como sería habitual en el cine de Hollywood, sino más acorde con un personaje de Almodóvar o Fassbinder. Pese a lo controversial del tema, poca gente se ha atrevido a indignarse con Elle, debido a su inteligente dirección y sólida interpretación.
Sin embargo, para Verhoeven fue imposible materializar Elle en los Estados Unidos: todas las actrices convocadas rechazaron la oferta de protagonizarla. La clave la dio su novelista, Philippe Djian, en la rueda de prensa del Festival de Cannes: "No trata de una mujer que se enamora de su violador. Ella intenta no obedecer los códigos aprobados por la sociedad. Necesita ser libre. (…) La gente no quiere que las mujeres lo sean (…). Ella actúa como desea y no según los códigos sociales".
El resultado es un peliculón que esperamos que se estrene pronto en el Perú. Como dice su creador, "nuestra historia es ciertamente más interesante que la muerte de un superhéroe".
Ahora, su gran proyecto sería una biografía desmitificadora de Jesús de Nazareth. ¡Quiera Dios que la logre realizar!