1. Combate el estrés. Una sesión de nado después del trabajo resulta ideal para eliminar tensiones.
2. Ayuda a controlar el peso. El movimiento total del cuerpo resulta fundamental para quemar calorías.
3. Fortalece la autoestima. Los psicólogos aseguran que la práctica constante de la natación, además de mejorar el estado de ánimo, incrementa la confianza en uno mismo.
4. Tonifica los músculos. La resistencia que ofrece el agua hace que los músculos trabajen a una intensidad mayor, casi sin darse cuenta.
5. Mejora la capacidad pulmonar. Nadar enseña a respirar correctamente y a repartir mejor el oxígeno a los tejidos.
6. Bueno para cualquier edad. No hay que ser atleta olímpico para nadar. De hecho, es una práctica recomendable tanto para niños como para adultos mayores.
7. Hay posiciones para todos. Croll, espalda, mariposa.
8. Favorece la circulación sanguínea. Además, contribuye a regular la presión arterial.