Isolina, en Barranco, funciona en la casona donde estuvo antes el tradicional café La Tapa. (Percy Ramírez)
Isolina, en Barranco, funciona en la casona donde estuvo antes el tradicional café La Tapa. (Percy Ramírez)

Tortilla de sesos, riñoncitos al vino, mollejitas guisadas, pan con pejerrey, mondonguito a la italiana, choritos a la chalaca y una contundente papa rellena son los platos que hoy, gracias al talento de José del Castillo, se están imponiendo en , en Lima.

El restaurante se llama Isolina (está en Domeyer 202) y es un homenaje a su madre y a la cocina tradicional limeña y casera. Aquí se come buenazo y se sirve generoso.

José nos recuerda que su madre se hizo cocinera por necesidad, cuando ya tenía 41 años, y debía mantener a sus hijos. Recurrió a su buena mano y la rompió en La Red, un restaurante que empezó vendiendo menú y hoy es uno de los más frecuentados de la ciudad.

Lima, curiosamente, ya no cocinaba criollo… o había que cruzar la ciudad por un buen pan con pejerrey y luego volver a cruzarla por un cau cau y, después, ir por un escabeche o una sangrecita bien trabajada.

Felizmente, hoy todo eso está en un solo lugar, en Isolina, un restaurante donde lo casual se impone y el cuchillo está relegado. "No tengo secretos: uso el aderezo tradicional de ajo, ají amarillo y cebolla". Se equivoca: su secreto está en la pasión y el cariño con el que cocina.

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