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Los diferentes usos del bótox: No es solo para las arrugas
La toxina ha encontrado diferentes usos en el mundo de la estética, desde la disminución de arrugas y acné al control de la sudoración masiva.
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El bótox es reconocido en el mundo de la belleza por su alta demanda en la medicina estética, junto a infiltraciones de acido hialurónico, para la reclamar la juventud del rostro. Trata las arrugas que tiende a aparecer en la frente y entrecejo. Pero también se encuentra varios usos como el tratamiento de sudoración, migrañas...
La doctora Paloma González, de la Clínica Chamberí, en España, dice: «la toxina botulínica tipo A, conocida por sus nombre comercial (bótox), es un veneno neurotóxico efectivo que inhibe la transmisión de la señal en la placa neuromuscular produciendo una parálisis muscular. En la proporción adecuada tiene un efecto beneficioso para muchas patologías donde el problema reside en un movimiento involuntario o excesivo de algún músculo».
Bótox para la protección de dientes
Para el bruxismo (rechinar los dientes, algo muy frecuente por estrés), la doctora González señala que «el bótox va a actuar relajando el músculo e inhibiendo el exceso de potencia masticatoria. En pacientes en los que el músculo masetero se ha hiperdesarrollado aumentado de tamaño y cambiando la fisionomía facial del paciente, la aplicación de la toxina botulínica actúa reduciendo el tamaño del músculo y afinando la cara. Y elimina los problemas asociados al bruxismo, como las cefaleas tensionales, dolor de cuello o espalda, desgaste dentario y disfunción temporomandibular». Pero es un efecto temporal, por lo tanto, si se desea mantenerlo habría que aplicarlo cada 6-8 meses.
Sudoración masiva
También con el botox se combate la hiperhidrosis (exceso de sudor) localizada en las axilas y las palmas de la mano. «Bloquea el receptor de la acetilcolina a nivel de las glándulas sudoríparas, sin efectos sistémicos. Está contraindicado en alérgicos al huevo y como efecto secundario a veces, puede producirse una hipersudoración compensatoria en otras zonas, lo más habitual en la zona superior de la espalda», comenta la doctora Pilar de Frutos, cirujana plástica, y experta en medicina estética. La duración del tratamiento es de 6 meses a un año.
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También el botox se puede aplicar en la zona genital. La doctora Bárbara Fernández del Bas, especialista en longevidad y ginecología estética de Clinique La Prairie explica que «sirve para relajar la musculatura. La toxina botulínica bloquea la liberación de acetilcolina en la unión neuromuscular, resultando en la quimio-denervación que causa parálisis flácida temporal del músculo durante unos 6 meses. Mejora el vaginismo grado I y II, vulvodinia, vestibulodinia, episiotomía dolorosa y dispareunia con disfunción de suelo pélvico hipertónico. Tras una sola aplicación se inicia un tratamiento regenerativo y sexológico completo para mejorar la disfunción por dolor de la paciente y no requiere de más sesiones».
También ayudan con el acné y la rosácea. La doctora Virtudes Ruiz, cirujana general y médico estético de Virtud Estética, dice «la toxina botulínica, infiltrada de forma diluida regula la secreción sebácea y mejorar el acné leve o moderado. Este activo actúa sobre el sistema de la acetilcolina, que es el neurotransmisor ocupado en la producción de sebo, disminuyéndolo. Además, previene los brotes de acné y estimula la producción de colágeno y elastina, con lo que atenúa las posibles marcas y cicatrices.». Serviría una sesión cada tres meses si hay brote masivo de acné. Con la rosácea, evita que la piel enrojezca demasiado.
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