Tras la muerte de su hijo, Robert y Trude pasan unas duras semanas. Mats solo tenía 25 años cuando partió a consecuencia de una distrofia muscular que lo condenó a pasar gran parte de su vida en silla de ruedas. Sin embargo, la tristeza de su familia encontró consuelo al revisar su blog. Mats, un chico solitario e introvertido, había conseguido construir una vida social bastante activa en el mundo virtual. Así lo demostraban los miles de mensajes online recibidos por amigos de todo el mundo. Y todo gracias al videojuego Word of Warcraft (WOW).
MIRA: Ladrillos lunares
Esa es la premisa del documental La singular vida de Ibelin. El largometraje narra la vida de este joven gamer noruego, sus primeros años y cómo poco a poco fue adentrándose en los videojuegos hasta llegar a conocer WOW (un videojuego de rol online multijugador de mundo abierto). Es allí donde su lucha contra la enfermedad en la vida real va a la par de su desarrollo de vínculos con amigos en el terreno virtual. Una especie de segunda vida, definitivamente más feliz. Para Mats, su avatar Ibelin —un hombre grande y musculoso— representaba una vida libre de las limitaciones.
“Dejo este mundo y paso la mayor parte de mi tiempo en un mundo lejano llamado Azeroth... Allí mis cadenas se rompen y puedo ser quien quiera ser”, menciona Mats. El historial de sus conversaciones con otros amigos, reunido en más de 40 mil páginas, permitió reconstruir cómo fue su vida.
El caso de Mats y su avatar Ibelin plantea reflexiones sobre los límites de la vida real y virtual y cómo estas van adquiriendo significados distintos. El documental —que viene ganando distintos premios— está disponible en Netflix.
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