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A principios de este año, El Ñiño costero azotó sin tregua el norte del país. Según las cifras del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci), hasta octubre el desastre natural ha dejado más de 1 millón y medio de personas afectadas, 162 muertos, 500 heridos y 19 desaparecidos. El dinero destinado al plan de reconstrucción asciende a S/ 25 mil 655 millones.

Forma parte de las zonas afectadas la Institución Educativa N° 15261 ubicada en Puerta Pulache (Tambogrande, Piura). Tras casi medio siglo de funcionamiento, el plantel sufrió uno de sus momentos más trágicos luego del paso de El Niño costero: la sección secundaria quedó con dos aulas derrumbadas y las paredes agrietadas.

Aulas que renacen
Fue cuando el profesor Luis Wilfredo Lévano tomó la dirección del colegio que todo cambió. Su principal misión era la de encontrar fondos para la reconstrucción. Una tarea para nada sencilla: la escuela N° 15261 era una de las casi 500 escuelas piuranas que quedaron seriamente dañadas por El Niño costero. De acuerdo con el Ministerio de Educación, entre Piura y La Libertad la cifra llegaba a más de mil escuelas afectadas. Y todas necesitaban atención rápida.

Suma de voluntades
“Pedimos ayuda a algunas instituciones, pero nos pidieron esperar y nosotros no teníamos tiempo”, dice el profesor Lévano. En ese escenario de incertidumbre aparecieron AFP Integra y las empresas de SURA en el Perú. De la mano de la fundación Happy Hearts, la ONG All Hands Volunteers, Cementos Pacasmayo y la Asociación Proyecto Peruanos, asumieron la tarea de construir una nueva infraestructura para la secundaria de la Institución Educativa N°15261. La decisión de trabajar con esta escuela estuvo basada, principalmente, en la lejanía y la dificultad de acceso a la zona. Estaban llevando la ayuda a donde esta no llegaba.

La acción fue inmediata. En siete meses, el nuevo local de la sección secundaria estuvo listo. “Mi hija Natalie está muy contenta con su nuevo colegio, y pensar que en verano tenía miedo de perder el año escolar”, dice Mercedes Lloclla Marchán, madre de familia de una adolescente de segundo de secundaria del N°15261. La señora Mercedes cuenta que en el proceso de reconstrucción fueron claves los padres de familia y los profesores. Junto a los voluntarios de All Hands Volunteers trabajaron arduamente para acabar las labores lo más pronto posible.

“Este es un cambio que repercutirá no solo en los alumnos actuales, sino también en todos los que están por venir”, dice Alberto García Haaker, vicepresidente de Gestión Humana y Responsabilidad Corporativa de SURA Perú. El directivo asegura que las labores de responsabilidad social de la empresa tienen como eje principal la educación, pues esta es la base para un futuro mejor.

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