No cabe duda de que la renuncia de los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura es necesaria. Este es un organismo deslegitimado.
Su actual presidente, Orlando Velásquez, ha dicho que por ley está obligado a permanecer en el cargo, pero no existe ninguna norma que disponga eso. Por el contrario, las leyes lo obligan a dimitir, más aún cuando está en medio de un caso de presunto tráfico de influencias. Los accesitarios están dando el ejemplo y han empezado a dar un paso al costado.
De salir todos los consejeros, el Congreso debería dictar una norma transitoria para que el CNM vuelva a reintegrarse. De momento, no se podría variar el número de representantes ni a los entes que están habilitados para designarlos. Pero se podría ser más exigentes con los requisitos para ser consejero.
El Parlamento puede emitir este tipo de enmiendas mientras la reforma se encamina.