Desafiante, soberbia y malcriada. Así se mostró la presidenta de la República, Dina Boluarte, a quien no le ha gustado que los medios de comunicación adviertan sobre sus reiterados monólogos y su prolongada negativa a responder a las interrogantes de la prensa. Ayer, en una actividad pública, sostuvo que su manera de comunicarse con la población será a través de sus obras “duela a quien le duela”.
“Por ahí andan unas voces trasnochadas criticando. Algunos dicen: ‘La presidenta no se comunica ya 68 días’. Mi mejor comunicación es con ustedes, con trabajo, con resultados, con hechos, con obras, esa es la comunicación que yo traigo al pueblo; el abrazo, la sonrisa, el sentimiento que nace del corazón, esa es mi mejor comunicación con el pueblo peruano, y lo venimos haciendo entregando cada obra, y seguiremos avanzando comunicándonos así de esta manera, y que la prensa lo tome así, esta es la mejor comunicación que hace la presidenta de la República”, sostuvo con sarcasmo.
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La “comunicación” con la población a la que se refiere la mandataria, sin embargo, no existe. Si así fuera, ayer mismo hubiera escuchado a las docentes del colegio Rosa Merino del Rímac que intentaron infructuosamente acercarse a ella para exponerle la precaria situación en que se encuentra su institución.
En lugar de eso, Boluarte prefirió abandonar el lugar a bordo del vehículo presidencial con lunas polarizadas que estaba flanqueado por no menos de 10 efectivos.
Y tampoco hay obras. De ser así, no habría necesidad de adjudicarle a su gobierno logros que no le corresponden, como la entrega, el último martes, de 120 vehículos a la Policía Nacional en Chiclayo, compra que fue gestionada más bien por el gobierno regional de Lambayeque en marzo pasado.
Pese a ello, la presidenta dice que no pierde el tiempo y que tampoco se rinde “ante tantas mentiras y críticas”.
La perorata presidencial solo tuvo eco en el ministro de Salud, César Vásquez, quien justificó la cura de silencio de Boluarte alegando que “ella está concentrada en trabajar”.
“Ella ha tomado una decisión porque considera, y argumentos hay de sobra, que las declaraciones y entrevistas son muchas de ellas direccionadas, orquestadas para generar un desprestigio de su persona y ella ha preferido trabajar en vez de declarar o hablar y eso hay que respetarlo”, arguyó.
Sabía que
La última vez que la jefa de Estado declaró a la prensa fue el 8 de julio a su retorno de su viaje a China. Han pasado ya 87 días.
Antes de esa fecha, Boluarte ya tenía más de 90 días sin responder a las interrogantes de los periodistas. Su última conferencia fue el 5 de abril sobre el caso Rolex.
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