Óscar Ugarte. (USI)
Óscar Ugarte. (USI)

El ex ministro de Salud sostiene que el Perú es uno de los países que menos gasta en el sector a nivel regional y advierte que es necesario un sinceramiento en las cifras.

Lo ocurrido con la madre de la ex congresista Ana Jara ha puesto nuevamente sobre el tapete la mala atención en salud. ¿Qué está fallando en el sector?
Hay una normativa que debe cumplirse. Si se constatase que hay normas que dicen que para pasar de un servicio a otro en una misma institución se requiere verificar la identidad de la persona, estas deberían derogarse, y si no existen y alguien en la institución lo dispuso como una condición, eso ameritaría la sanción correspondiente.

Ud. habla de un problema de cumplimiento, pero el problema es también de personas.
Sin duda, es un problema de personas, porque las normas no se aplican solas y, entonces, pueden ser mal aplicadas o ser obviadas. Lo que tiene que primar es el sentido común, que implica que todo servidor de salud está para servir al ciudadano y garantizar que los trámites se demoren lo menos posible.

Hay también, en general, un problema de equipamiento de los centros hospitalarios que va en contra del paciente.
Es un tema del que se quejan los servidores de salud: la carencia de recursos, pero es un tema más general, porque eso no solo sucede en la seguridad social, sino también en el sector Salud, en las sanidades, etc. Una causa es de gestión, del uso ineficiente de recursos pues teniendo estos, aunque sean escasos, se puede gerenciar mejor y tener a tiempo medicamentos, insumos para análisis, etc.

Si tenemos el diagnóstico del problema: falta de equipamiento, inadecuada gestión, etc., ¿por qué no logramos resolver el problema de la mala atención de salud?
Creo que es esta suma de factores, pero quiero añadir la cantidad insuficiente de recursos que se destinan a la salud en el país en su conjunto. El Perú es uno de los países que menos gasta en salud en América Latina. Mientras el promedio de países gasta de 7% a 7.5% del Producto Bruto Interno (PBI), nosotros gastamos 5.5% y durante muchos años hasta 4.5%. Ha crecido un poco esta cifra en los últimos años, pero todavía es insuficiente.

¿No es prioridad para el gobierno el tema de salud?
Creo que en determinados gobiernos ha habido mayor interés, en otros menos y lo que se constata, por lo menos en financiamiento público, es que en los dos últimos años –y esto compromete al último año del gobierno anterior y al primer año de este gobierno– es que se ha invertido menos en salud de lo que se fue invirtiendo hasta 2015 cuando el presupuesto fue más alto. En 2016 y 2017 este presupuesto se ha recortado.

Sin embargo, ese fue uno de los ofrecimientos de este gobierno...
Y está en el plan de gobierno de Pedro Pablo Kuczynski y a todos nos pareció bien, y no es muy distinto del plan de Keiko Fujimori, que también decía que hay que ampliar los recursos, fortalecer el primer nivel de atención, proveer de medicamentos, mejorar los recursos humanos, invertir en infraestructura, etc. No tendría, entonces, por qué no haber un gran acuerdo nacional respecto de una mejor política de salud y eso significa dotarlo de recursos.

Adicionalmente, hay que recordar que el Estado es quizá el principal deudor de los sistemas de salud…
Hay algunos sectores, como los gobiernos locales, y quizás algún gobierno regional que adeuda, pero aparte hay un elemento adicional, y es que el Estado paga menos de lo que le corresponde. En el caso de Essalud, este se financia por el 9% que aportan los empleadores del sector privado por sus trabajadores. Sin embargo, en el sector público, el Estado da sus propias normas y en el caso de los trabajadores de Salud y Educación, que son el grueso de la administración pública, por ejemplo, aporta el 9%, pero no del 100% de la remuneración como correspondería, sino del 65%.

El Gobierno debe sincerar estas cifras...
Sí, hay que sincerarlas porque, además, en el caso de los trabajadores CAS, el aporte del Estado a la seguridad social tampoco es el 9% de la remuneración que gana el trabajador, y que puede ser hasta S/15 mil, sino el 9% del 30% de una unidad impositiva tributaria, lo que actualmente viene a ser unos S/100 por cada trabajador más o menos. (…) A más tardar mañana, el Poder Ejecutivo debe enviar al Congreso de la República su proyecto de presupuesto 2018. Ahí tendría que estar el sinceramiento, que sea aportar el 9% sobre el 100% de la remuneración.

Y también el incremento de la partida para el sector Salud. ¿Adónde deberían destinarse todos esos recursos?
A ampliar la infraestructura y mejorar el equipamiento, pero eso no se puede hacer solo con el presupuesto anual de cada institución. Es como cuando uno quiere ampliar su casa y con lo que uno gana y recibe a fin de mes es imposible. Entonces, tiene que haber un endeudamiento a mediano o largo plazo para invertir en infraestructura. Otros dos grandes rubros son los recursos humanos y los recursos estratégicos que son las medicinas, vacunas, etc.; esas son las tres grandes necesidades para financiamiento.

Autoficha:

* “Fui ministro de Salud en el segundo gobierno aprista. Ahora estoy dedicado a la docencia, enseño en cinco maestrías en diferentes universidades, entre ellas la maestría en Gestión Pública en el Instituto de Gobierno de la Universidad San Martín y un MBA en Salud en la UPC”.

* “No puedo alejarme de la gestión pública, es mi pasión. La docencia me permite estar actualizado e investigando. Creo que todos, en la medida de nuestras posibilidades, deberíamos contribuir a que las diferentes gestiones (en Salud) sean exitosas”.

* “El paradigma que ha primado en las últimas décadas es el del médico del sector privado exitoso económicamente. Se ha perdido eso de ser un médico de las familias, lo que obligaba a ser más humano, porque se conocía más a las personas; eso es lo que se quiere retomar”.

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