A pesar de ello, luego de la batalla de San Francisco, el Perú recibió apoyo militar de Bolivia, pero fue con el sucesor de Daza, Narciso Campero Leyes. Aun así, el curso de la guerra no pudo revertirse. Su desenlace es hoy ampliamente conocido,con los territorios salitreros de ambos países arrebatados; con Bolivia quedando sin salida al mar y el Perú perdiendo Arica y Tacna, la primera permanentemente y la segunda hasta 1929, gracias al Tratado de Ancón.