En vísperas de fin de año, el analista hace un repaso de lo que aconteció en 2019 y proyecta algunos escenarios para el próximo 2020. Entre ellos, el del nuevo Congreso que, a su parecer, sí podrá hacer cosas importantes, pero siempre en función de los acuerdos políticos.

¿Ha sido este el año más movido políticamente de las últimas dos décadas?

Sí, con seguridad este ha sido un año intenso. Quizá cronológicamente puede ser igual al resto, pero en términos de densidad política parece una década. Es como aquella película El año que vivimos en peligro, porque ha sido un año lleno de eventos y situaciones quizás solo comparables con las del año 2000.

Como país, ¿estamos en una mejor posición que al inicio del año?

Siempre es difícil dar una respuesta así de firme, pero creo que sí. En 2016 escribí sobre el nuevo gobierno y decía que el reto es mantener la secuencia democrática de presidentes elegidos, PPK era el cuarto. (…) Nosotros estamos viviendo en democracia aun cuando algunos puedan cuestionar eso, creo que son la minoría, (…) fuera nadie cuestiona que no vivimos en un régimen que no sea democrático, ninguna institución, país o gobierno.

Se esperaba que al no tener una oposición que obstruyera, el gobierno se dedicara a gobernar e implementar políticas públicas. Desde su punto de vista, ¿hay un norte claro en la administración Vizcarra?

No, es que este es un gobierno chico. ¿Qué quiere decir? Si tú no tienes partido, no tienes bancada, no tienes organizaciones sociales de apoyo; el presidente, ¿a quién tiene? A su gente de confianza. Este es un gabinete con más personas de su confianza que los anteriores, pero ¿de dónde vas a reclutar? No quiere decir que no haya gente destacada, pero una cosa es eso y otra es que tienes que dotarte de personas que tengan también tu confianza.

El hecho de no tener un aparato detrás de él justifica que no haya, por lo menos, una agenda…

(…) Se decía eso también sobre los otros gobiernos. (…) Yo no sé si Pedro Pablo Kuczynski tenía claridad, o Alan García, o Humala en su momento. Sí puedes ver en el balance algunas direcciones, pero tampoco era mucho. Sí creo que este gobierno, al ser un gobierno chico, está sobrecargado y no puede acometer esta función importantísima. ¿Qué cosa está funcionando? De alguna manera, los cambios de ministros, pese a que en algunos casos han sido bastante frecuentes, no han golpeado determinadas líneas maestras, por ejemplo, educación. En el caso del MEF tampoco podemos decir que no hace nada, que no tiene norte. Entonces, ¿qué es lo que se tiene? Carga con esos pasivos el gobierno, carga ya con algunos déficits de inicio y no estoy tan seguro de que los pueda revertir en lo que va del año. Sigue siendo también una suerte de gobierno hasta de transición porque todos, creo, esperamos que el 2021 sea no solamente el inicio de un nuevo siglo con relación a nuestro país, sino apostar por hacer ya políticas de mayor alcance.

Se vienen las elecciones congresales. ¿Cómo explica que la disolución del Congreso haya generado tanto interés y las elecciones parece que lo que generan es indiferencia?

Porque se trata de una elección que la gente siente que no va a producir tantos cambios. En segundo lugar, porque una cosa es que te apasiones por la disolución y te intereses y otra es que venga un Congreso nuevo, además, uno que insistentemente se ha dicho tiene poco tiempo y va a hacer pocas cosas. Yo no creo que sea un Congreso que no vaya a hacer cosas, va a depender de sus miembros, yo sí creo que puede hacer cosas importantes.

¿Podemos tener la expectativa de que sea por lo menos algo mejor que el anterior?

Es un albur que va a depender no solo de los partidos que ingresan sino de quiénes ingresan de manera individual a través del voto preferencial, y ahí podemos encontrar cualquier cosa, incluso ser mejor, podría. Uno revisa las listas y encuentra gente interesante, la mayoría invitados. (…) Van a ingresar de todas maneras Acción Popular, Fuerza Popular, Alianza para el Progreso, Frente Amplio y probablemente el Apra allí peleándola. Son partidos que han tenido bancada y entonces, en una campaña muy corta, son de fácil recordación, y creo que así va a ser demostrado en los votos. El caso de los ex Peruanos por el Kambio que ahora van como Contigo, no los conoce nadie.

¿Y considera que ha habido un esfuerzo de los partidos políticos por mejorar en algo su oferta?

Los partidos carecen de muchas cosas, entre ellas de poder construir una lista parlamentaria. Salvo Acción Popular, que señala que solamente va con sus militantes, el resto es llenarse de invitados. (…) Por un lado, tú dices: ‘Los mismos partidos’. Sí, pero la cohesión interna de sus miembros va a ser baja. Quizá no diga que va a haber transfuguismo en un año y cuatro meses, algunos de hecho, pero no vamos a tener lo del anterior. Entonces, este es un Congreso también de alguna manera de transición, no hay mucho tiempo en general para crear partido, pero los que se están trazando eso será para 2021.

¿Qué tanto va a lograr este Congreso en materia de reforma política? ¿Podemos ser optimistas de que se va a conseguir algo significativo en año y medio?

Mira, depende de la voluntad política porque todos están ofreciendo lo de la reforma política y se están centrando solo en la inmunidad parlamentaria, creo que eso es un error. Lo que pasa es que la inmunidad calza con el rechazo de la gente hacia los políticos, entonces puede resultar más atractivo y los partidos, a su vez, mostrar eso que es atractivo para los electores. ¿Se puede hacer? Sí se puede hacer, pero nuevamente en función a un acuerdo político.

Ha sido también este año muy marcado por los temas judiciales y se dice que la política se ha judicializado. ¿Es peligroso que los fiscales y jueces tengan un perfil público tan alto?

Depende de cómo se administre porque también ha sido importante que el último día de diciembre de hace un año el entonces fiscal de la Nación simplemente cortó las cabezas de los fiscales y tuvo que revertir esta situación ante la protesta de la gente. (…) Yo creo, además, que es históricamente difícil ver figuras tan importantes entre jueces y fiscales, eso no se ve en otro país. ¿Que han cometido errores? Varios, ¿no? Pero eso no los descalifica y también subrayar que su trabajo hasta ahora ha sido superior a sus errores. (…) Judicializar la política es un gran problema, en general, pero también viene con los tiempos. La gente rechaza tanto a los políticos, que quiere meter a todos en la cárcel desde ya.

¿Hay razones para pensar que lo que ha sucedido este año redundará en una menor incidencia de la corrupción? A inicios de los 2000 hubo grandes juicios, se metió a la cárcel a mucha gente, pero vemos que no hemos aprendido la lección.

Es difícil decirlo, pero en todo caso la corrupción difícilmente transitaría los mismos caminos. La corrupción muta como ha mutado en la historia del Perú y eso es terrible, pero por lo menos vamos cerrando puertas y ventanas allí donde la corrupción había ingresado, es la permanente lucha entre quienes la producen y quieren utilizar la corrupción con quienes quieren evitarla. (...) En el caso peruano ha sido la permanente tensión entre quienes delinquen a través de la corrupción y luego cerrar esta compuerta. En el 2000, los aires democráticos arrasaron con quienes en ese momento tenían cargos públicos muy altos y estuvieron involucrados en actos de corrupción. El problema es que luego descubres que el gobierno de Alejandro Toledo, y sobre todo el presidente, estuvo también implicado y eso es terrible; aquellos en los que la gente depositaba su esperanza resultan involucrados. Pero también es bueno que existan procesos donde la élite política está sentada en el banquillo de los acusados, no existe eso en otro país. Cuando uno viaja y se dan cuenta de que eres peruano, te dicen: ‘¡Qué bien que en el Perú hayan metido a la gente a la cárcel, acá a ninguno! Como diciendo: ‘Ustedes van avanzando’. Efectivamente, en todos sitios se ve al Perú en una situación de esta naturaleza.

Quizás la fuerza política más golpeada ha sido este año el fujimorismo. ¿Qué le espera?

Si sigue así le espera poco, ¿no? Yo creo que Keiko Fujimori seguramente ha evaluado o estará evaluando, dejando ya de lado aquel momento en donde con 73 congresistas sentía que ella podía gobernar. Como dijo: ‘Gobernaremos y aplicaremos nuestro plan de gobierno a través del Congreso’. Es una fuerza política que tiene un núcleo de seguidores importante, ella construyó un aparato político interesante, pero la forma como reclutó e hizo sus coaliciones y alianzas la llevaron a un desastre. Ella misma debe haber visto cómo muchos de sus congresistas se salieron, le dieron la espalda otros y tenían muchos proyectos políticos individuales o sectoriales. Reconstruir un partido con estos problemas no es fácil. Ella, sin embargo, aparece con una intención de voto interesante. ¿Podría llegar a una segunda vuelta? Ya es mucho más complicado que en 2016 cuando estuvo raspando el cielo, y por eso quizás también el dolor de la derrota que le fue difícil reconocer.

¿Y habría espacio para otros liderazgos en el fujimorismo? Se habla de Kenji...

Efectivamente, Kenji tiene un posicionamiento como un Fujimori mucho menos gastado, que despierta antipatía, rechazo, pero él no tiene la voluntad política ni de Keiko ni de su padre. En el primer momento, él ha estado, y sus actos lo han demostrado, más como una suerte de apoyo como para poder encabezar una carrera política electoral que siempre es intensa, complicada. Se le ve feliz en sus otras actividades.

TENGA EN CUENTA

- Fernando Tuesta Soldevilla es doctor en Ciencias Sociales y profesor de Ciencia Política en la Pontificia Universidad Católica.

- Fue jefe de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) entre 2000 y 2004, y entre 2005 y 2011 fue director del Instituto de Opinión Pública de la PUCP.

- En 2018 presidió la Comisión de Alto Nivel para la Reforma Política que estuvo integrada por profesionales de prestigio y que planteó al Poder Ejecutivo, luego de dos meses de trabajo, una serie de propuestas para una reforma política integral.

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