La primera dama encargada de Venezuela llegó ayer a lima y se reunió con sus compatriotas. (César Campos)
La primera dama encargada de Venezuela llegó ayer a lima y se reunió con sus compatriotas. (César Campos)

Fabiana Rosales, esposa del presidente encargado de , Juan Guaidó, llegó ayer a Lima representando al líder opositor, a quien se le hace difícil salir de su país por las amenazas del régimen de . En medio de su intensa agenda de trabajo conversó con Perú21 sobre la lucha de ambos para que la democracia retorne a Venezuela, y el papel que le ha tocado desempeñar como madre y como compañera del gestor del cambio.

Millones de venezolanos en todo el mundo tienen puestas sus esperanzas en su esposo y en usted. ¿Cómo entiende su función como primera dama encargada de Venezuela?
He pasado por un proceso de adaptación, de saber que lo que estaba viviendo era una realidad. Durante el proceso me hice muchísimas preguntas y me di cuenta de que Dios nos puso en este momento y en este puesto por algo. Entonces, entendí que era el momento de ponerme a la altura, de poner todo mi empeño y todo esfuerzo para que Venezuela logre lo que tanto deseamos: nuestra libertad. Me di cuenta de que era el momento de hacer algo para cambiar esa realidad y que, además, tenía la oportunidad de hacerlo.

Esta semana la dictadura de Maduro ha detenido a Roberto Marrero, jefe del gabinete de Guaidó. Es quizá el acto más agresivo que se ha dado contra la oposición. ¿Considera que es una señal de desesperación del régimen?
Sin duda, se trata de un ataque contra el presidente Juan Guaidó. Secuestrar a Roberto Marrero, que no es solo jefe de gabinete sino amigo de Juan. Ellos lo vieron como un acto que podría sacarnos de nuestro foco, de nuestra meta, pero no fue así. El último audio de Roberto Marrero antes de que se lo llevaran fue muy claro: “Cuiden a nuestro presidente, que esto no nos detenga y que Dios nos bendiga”. Y ese es nuestro objetivo, seguir adelante, avanzar, no detenernos. Marrero está claro en sus ideales de lucha y en su apoyo al presidente Guaidó, y el presidente Guaidó está claro en lo que debe hacer.

Como primera dama y como venezolana, frente a toda esta hostilidad, retrocesos y avances, ¿cómo mantener viva la esperanza de que puede haber un cambio?
Venezuela ha estado sumergida 20 años en medio de la destrucción y el pueblo venezolano lo ha hecho todo. Nosotros hemos marchado, hemos votado, hemos dejado de votar, hemos salido a la calle, hemos hecho vigilias, etc. Llegamos a un 2018 de muchísimo dolor, oscuridad e incertidumbre y eso nos hizo reflexionar sobre qué es lo que estamos haciendo para que esto cambie. Así llegó 2019, con tanta esperanza y amor por el país, que los venezolanos volvimos a creer en que lo podíamos lograr, que somos capaces, que nadie nos puede quebrar la moral. Retomamos una esperanza que se siente en las calles de Venezuela y en la sonrisa de muchos compatriotas. Hoy la gente tiene lágrimas en sus rostros, pero no son de dolor, sino de esperanza. Hoy hay claridad en el objetivo del pueblo venezolano: sin el cese de la usurpación no habrá gobierno de transición ni elecciones libres, y estamos todos tan enfrascados en lo mismo que no hay nada que nos pueda detener.

Usted y el presidente Guaidó tienen una hija, Miranda, de dos años. ¿Cómo equilibrar con ello este rol histórico que les ha tocado desempeñar?
Para nosotros, lo más importante es nuestra hija y precisamente por ella hacemos esto. Nosotros queremos que ella viva en este país libre, que salga a la calle en libertad, que su sueño sea graduarse y ejercer en su país y no irse. Todo lo hacemos por ella. En medio de nuestra lucha, le damos el mayor tiempo de calidad posible y hoy Miranda me acompaña. Entre reuniones y entrevistas la visto, la baño, la acuesto, etc., sin perder mi rol de mamá ni mi objetivo, que es mi país. Hemos logrado mantener el equilibrio entre ambas cosas.

El gobierno de Maduro ha mostrado lo hostil que puede ser con los opositores. ¿Usted siente miedo, por usted misma y por su familia?
Yo he aprendido a ver el miedo como un sentimiento pasajero. Cuando veo que se asoma a la ventana, me aferro a mi fe porque creo muchísimo en Dios. Tengo mi objetivo claro y entiendo que el miedo es un obstáculo que te ponen en el camino para sacarte de foco, pero ver a mi esposo y a mi hija a mi lado me llena de fuerza. Hemos tenido amenazas muy duras, de cárcel y muerte, pero eso no nos saca de foco.

¿Cómo entender que en Venezuela, con la crisis humanitaria, el descalabro económico y las violaciones a los derechos humanos aún haya un sector, aunque pequeño pero existente, que apoya a Maduro?
El 90% de los venezolanos y 50 países del mundo apoyan a Juan Guaidó y quienes están encerrados en Miraflores solo se tienen a ellos mismos y no sé si confían en ellos mismos.

El Perú ha tenido una importante participación en el Grupo de Lima, que promueve una salida diplomática a la crisis. ¿Cree que esta vía diplomática es suficiente?
Sin duda alguna, los pronunciamientos internacionales han sido muy importantes para esta lucha. La idea es generar pronunciamientos que a su vez generan acciones. El Perú ha tenido un rol fundamental en el apoyo a Juan Guaidó y el presidente se ha pronunciado inmediatamente por cada situación que ha tenido lugar en mi país. La comunidad internacional ha ejercido un rol fundamental que ha llevado a la altura el momento histórico que vive Venezuela.

¿Qué mensaje les deja a los más de 750 mil venezolanos que viven ahora en Perú?
Que los esperamos pronto en casa, que el retorno ya comenzó y estoy segura de que más de uno tiene su maleta lista para volver. El 2019 será el gran año del reencuentro.

TENGA EN CUENTA

- La esposa de Juan Guaidó está realizando una gira latinoamericana en busca de ayuda internacional para sus compatriotas y lleva un mensaje de esperanza y de unión a la comunidad venezolana que vive en diferentes países.

- Ayer llegó a Lima y se reunió con sus compatriotas en la Concha Acústica del Campo de Marte. Además, durante su visita tiene previsto un encuentro con el canciller Néstor Popolizio.

- Hoy Fabiana Rosales participará en una misa por la paz en una iglesia de Miraflores y después visitará refugios.

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