(Foto: GEC)
(Foto: GEC)

El sábado 20 de enero, los medios de comunicación nacional e internacional daban cuenta de que la presidenta del Perú, Dina Boluarte, era agredida en una actividad oficial y pública realizada en la ciudad de Ayacuho. Dos mujeres se filtraron entre las altas autoridades policiales y lograron zarandear y jalarle de los cabellos a la máxima representante de nuestro país. Ambas le reclamaron a la mandataria, quien se encontraba lanzando caramelos de limón a los asistentes, por las muertes de hacer aproximadamente un año y medio justamente en esa ciudad del sur andino, durante las protestas que la ciudadanía organizó contra su gobierno.

En esas revueltas, ocurridas en el Aeropuerto Mendívil, fallecieron los familiares de aquellas mujeres que ahora son procesadas por la justicia. Sin duda, un lío mediático, que se debe investigar y sancionar sin dejar de mirar el trasfondo social. Para ello, conversamos con el sociólogo y exministro del Interior, Carlos Basombrío.

¿Cuál es su análisis sobre lo ocurrido con la presidenta Boluarte en Ayacucho?

Nos guste o no nos guste el trabajo y su forma de actuar, la presidenta de la República representa a la Nación y no debe ser agredida. Toda agresión que ella reciba debe ser condenada. Ese es el punto de partida. Dicho eso, encuentro muchos matices a la situación planteada y al manejo de la situación, posteriormente. Ayacucho es un lugar hipersensible frente a ella por los hechos tristes, lamentables y condenables, que son las muertes en el Aeropuerto de Ayacucho por acción de las Fuerzas Armadas. También hubo víctimas generadas por los propios manifestantes, pero en este caos estamos hablando de las generadas por la acción del Estado. Hoy, 1 año y medio después, hay una amargura que hace que sea difícil una visita de Dina Boluarte a Ayacucho.

¿No debió ir?

Creo que fue muy mal manejada esa visita. En primer lugar, ella buscando darse una especie de baño de popularidad típica de los políticos. Eso hizo mucho más difícil que la Policía pudiese fortalecer un cerco frente a ella. Creo que se pudo manejar de otra manera por parte de ella, una visita prudente, sin baño de multitudes y que reconozca la situación como tal. Eso complicó la protección policial y el trabajo de inteligencia fueron insuficientes.

¿Existe una desconexión entre la realidad y lo que piensa Boluarte, tras haber querido darse ese baño de popularidad en Ayacucho?

Sí, la mayoría de los políticos tienden a rodearse de gente que les dice ‘anda a Ayacucho y vas a ver que te van a aplaudir’. Hay una pésima valoración de la relación que existe de Dina Boluarte con la población en general. Ella es una persona que tiene un dígito de aprobación. Entonces, se tiene que actuar con mucha cautela. Al no hacerlo, se ha terminado generando una agresión condenable pero que políticamente no deja de ser un ‘recordaris’ de las cosas terribles que ocurrieron.

¿Qué opina de la reacción del Gobierno que, en primer término, cesó al jefe de la Dirección de Inteligencia (DINI)?

Si han sacado al jefe de la DINI por esto, me parece un desacierto total. Yo no lo conozco, pero sacarlo por esta agresión es no entender cómo funcionan los sistemas de inteligencia. ¿Qué tiene que ver el jefe de la DINI con una acción operativa de la Policía? Nada. No estoy diciendo que el señor sea un buen jefe de la DINI; estoy diciendo que si lo han sacado por esto, es absurdo.

¿Quién es el responsable? ¿El ministro del Interior?

Sacar al jefe de la DINI es eximir de responsabilidades políticas a quien las tiene de sobra, que es el ministro del Interior. No creo que alguien me pueda indicar una acción ministerial interesante que pudiera llevarnos a una mejor situación en adelante. Había otros policías respetables en cartera, pero por peleas internas del Gobierno terminó siendo este señor el único que podía pasar este filtro de las dos alas del Gobierno, y no estaba preparado para esta función por múltiples razones. Para empezar, ya hace tiempo no vivía en el Perú y ese es un tema que pesa.

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