Sin la presencia de su hijo Hiro y con honores de Estado fue enterrado ayer el expresidente Alberto Fujimori (86), a tres días de su deceso y luego de una larga batalla contra el cáncer, que intermitentemente padecía desde hace más de 27 años. El último adiós a quien gobernó el país durante la década de los 90 se dio en medio de escenas de llanto y desconsuelo de sus familiares, y de gratitud y recordación de sus simpatizantes. Ellos llegaron primero hasta el Gran Teatro Nacional, para participar en la misa de cuerpo presente que ofreció el sacerdote diocesano Luis Gaspar, guía espiritual de la familia, y luego al camposanto de Huachipa, donde el exmandatario recibió cristiana sepultura.
En ambos escenarios, y ante el féretro cubierto por el pabellón nacional, Keiko y Kenji, los dos hijos más mediáticos de los Fujimori-Higuchi, agradecieron las expresiones de cariño y condolencias de amigos y adversarios, reseñaron anécdotas íntimas y familiares, destacaron los logros del fujimorato y recordaron episodios gravitantes de esos 10 años, como el rescate de los rehenes del MRTA en la residencia del embajador japonés en el marco de la operación Chavín de Huántar.
Pero también hablaron de persecución e hicieron reivindicaciones, promesas y alusiones implícitas a lo que podría ser el derrotero de un fujimorismo sin Fujimori. Así, la ceremonia se convirtió en un acto con tinte político en el que no faltaron, inclusive, gritos aislados de “presidenta” cuando intervino la lideresa de Fuerza Popular.
Incluso Kiara, su hija mayor, en una breve alocución de homenaje a su abuelo, refirió, dirigiéndose a su madre: “Él está orgulloso de la persona que eres, sabiendo que continuaste su querido legado político que solo tú podías continuar”.
El legado del ‘Chino’
Keiko Fujimori, por su parte, anticipó —mirando el ataúd con los restos de su padre—: “Vamos a continuar con tu trabajo”. Y añadió que, mientras su hermana Sachi tiene en vista la publicación de dos libros, y Kenji cuenta ya con “una nueva lista de productos de pisco” que llevará el nombre de Alberto Fujimori “para continuar su legado”, ella continuará “con las videomemorias que reivindican su obra”. Y prosiguió: “Nos comprometemos a construir un mejor futuro, con paz, tolerancia, armonía, con sonrisas”.
Luego, en referencia a los 16 años que estuvo preso el expresidente, como parte de una condena por las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta, entre otros delitos, dijo que, a su muerte, él ya es libre. “El pueblo peruano te ha absuelto de tanta persecución y tanto odio”, agregó.
Su hermano Kenji también habló y lo hizo para destacar el legado de su padre en materia económica y en el campo de la pacificación, pero, además, para “decirles a los detractores de mi padre que el ‘Chino’ puede partir a la otra vida, pero va a estar más presente que nunca en nuestros corazones, en cada colegio que vean, en la paz con Ecuador, en la derrota de Sendero y el MRTA. (…) Nunca va a morir el ‘Chino’, él (ahora) es libre de toda venganza. Tu legado, pá, ‘Chino’ como te dice la gente, va a durar décadas y décadas y décadas”, subrayó.
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