Daniel Salaverry inicia hoy su más complicada semana desde que asumió la presidencia del Congreso. Tiene que lidiar con un sector del fujimorismo que le pide desmarcarse de Keiko Fujimori, y con las bancadas de izquierda que exigen que toda la Mesa Directiva del Parlamento renuncie.
Para la mayoría de Fuerza Popular, mantener a Salaverry y a los vicepresidentes en los cargos es una cuestión de supervivencia para prolongar su poder. Por eso llevarán la fiesta en paz con el presidente del Congreso.
En los Pasos Perdidos se comenta constantemente de los desencuentros de Daniel Salaverry con Úrsula Letona y Alejandra Aramayo, quienes por ahora han decidido alejarse de la vocería de FP. Otra congresista con la que ha tenido diferencias es Rosa Bartra, presidenta de la comisión Lava Jato.
EL PRESIDENCIABLE
Fuentes cercanas al actual presidente del Parlamento señalan que Salaverry tiene su propia agenda política. Y la tuvo desde que el Partido Aprista lo acogía en Trujillo. Allegados a Salaverry señalan que se alejó del Apra responsabilizando a Alan García de bloquear su ascenso en el partido.
Cuando dejó el Apra perdió seguidores. Pero perdió más cuando llegó a Fuerza Popular por influencia de Joaquín Ramírez, ex secretario general del fujimorismo. Aun así ganó una curul en el Congreso.
Desde que asumió la presidencia, Salaverry ha tomado decisiones autónomas a Fuerza Popular. Una de ellas fue su asistencia a la reunión con el presidente Martín Vizcarra el 28 de setiembre en Palacio de Gobierno.
Esta situación generó disgustos en la bancada y en la propia Keiko Fujimori, quien no fue avisada de la cita.
IMAGEN Y GESTOS
Desde hoy, Salaverry iniciará una campaña de posicionamiento de imagen y comunicación, que incluye visitas a medios en los que expondrá su plan de trabajo. En paralelo, en el Congreso le pedirán un gesto político y este sería la salida de José Chlimper del directorio del BCR. Desde hoy, los gestos del Congreso son un asunto de supervivencia.