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COVID-19: Vacuna de Pfizer deja de ser prioridad para el gobierno
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El presidente Francisco Sagasti decidió la tarde del miércoles 9 de diciembre que el Perú compraría las vacunas contra el COVID-19 al laboratorio chino Sinopharm. Lo anunció en una reunión que sostuvo en Palacio de Gobierno con el ministro de Economía, Waldo Mendoza; la ministra de Salud, Pilar Mazzetti; y el director de Ciencia y Tecnología de la Cancillería, Arturo Jarama, que encabezaba el diálogo con los laboratorios. No había vuelta atrás.
Lo que definió esa postura fue la demora para cerrar el acuerdo con el laboratorio Pfizer, que era la prioridad. Su producto tiene un 95% de efectividad, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La firma del contrato debía suscribirse el lunes 7 de diciembre, pero la empresa norteamericana no cedió en cambiar una de las cláusulas: quedarse con sedes diplomáticas peruanas en caso de que ganara un eventual arbitraje internacional.
Sinopharm, que registra un 79% de efectividad, ya había garantizado la entrega de un primer lote para enero. Y el Perú tenía preferencia porque era uno de los países en los que se estaba probando la vacuna.
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Según fuentes de Perú21, Sagasti dijo en esa cita que se comprarían 38 millones de dosis pero que se adquiriría inicialmente un primer lote de 10 millones de vacunas. En principio, según las fuentes, cada dosis valdría alrededor de 20 dólares. Así se quedó, aunque después surgieron imprevistos.
Tres días después, el sábado 12 de diciembre, el Instituto Nacional de Salud (INS) suspendió los ensayos clínicos de Sinopharm en Perú porque uno de los voluntarios presentó “síntomas neurológicos”. Ese suceso puso en alarma a todos y en duda la efectividad de la vacuna china.
La preocupación se extendió a la embajada de China en Perú, conoció este diario, y de ello se enteró la Cancillería el lunes 14 de diciembre. La suspensión del INS podía poner en riesgo las negociaciones.
El jueves 17, el INS autorizó la reanudación de las pruebas. Esa vez, en un comunicado conjunto de las universidades San Marcos y Cayetano, que colaboraban con Sinopharm, se informó que el caso del voluntario seguiría en evaluación.
El último tramo
Los diálogos con Pfizer no terminaron. Hay una ligera esperanza para un entendimiento final. Después de todo, en setiembre del año pasado se había suscrito un preacuerdo para la compra de 9.9 millones de vacunas.
El 24 de diciembre, la embajada del Perú en Estados Unidos contrató al estudio de abogados Skadden para que apoyara en retomar los contactos con Pfizer. La asesoría se firmó por US$80 mil.
El bufete tiene como clientes a farmacéuticas y empresas de biotecnología internacionales. Es decir, conoce bien el sector salud.
Ayer, consultada por este diario, la ministra Mazzetti dijo que las conversaciones con Pfizer se mantienen. “La negociación está abierta por ambas partes; no hay fecha límite (para cerrar un contrato), afortunadamente”, sostuvo.
No obstante, fuentes gubernamentales indicaron a Perú21 que un acuerdo con Pfizer “ya no es prioritario”. “Si hay otro laboratorio que entregue vacunas antes de octubre, pensaremos en contratos”, indicaron. La británica AstraZeneca, por ejemplo, entregará 14 millones de vacunas recién en setiembre.
Para Antonio Pratto, integrante del Comando Vacuna, el Perú debería mirar a otros laboratorios como Johnson & Johnson. “Necesitamos más vacunas para el primer trimestre, cerrar con Johnson & Johnson sería buenísimo porque su fórmula es de una sola dosis; no podemos quedarnos atrás”, alegó.
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