Ex primer ministro se salvó por 12 votos de ser inhabilitado por infringir tres artículos de la Constitución.
Ex primer ministro se salvó por 12 votos de ser inhabilitado por infringir tres artículos de la Constitución.

Quien debía pagar caro su comprobado abuso del poder, por azuzar a la violencia e incitar al quiebre constitucional ha sido salvado ayer en el Congreso. s, el amigo, consejero, cómplice de Pedro Castillo en el golpe de Estado que él gestó y que terminó con el expresidente en prisión, y que utilizaba como fachada las llamadas sesiones descentralizadas del Consejo de Ministros para convocar a marchas extremistas, ha quedado impune. Al menos por ahora.

Sus socios políticos de las bancadas de izquierda y extrema izquierda que apoyaron el régimen de Castillo, y muchos congresistas que prefirieron irresponsablemente no participar del Pleno o abstenerse, le terminaron lanzando el salvavidas cómplice a quien pretendió, siendo premier, enfrentar al país.

Se necesitaban al menos 67 votos para inhabilitarlo y solo 55 legisladores se mostraron a favor de su merecida sanción. Sin embargo, a decir de los números, los impulsores de la suspensión no supieron negociar con el resto de sus colegas. Los votos en contra sumaron 18. Y fueron 12 los legisladores que con su abstención lograron que Torres se salga con la suya. Entre quienes se lavaron las manos están tres representantes de la derechista Acción Popular: los ‘niños’ Darwin Espinoza y Jorge Flores Ancachi, y Luis Cordero, su flamante miembro.

En esta votación no participaron los miembros de la Comisión Permanente, que el pasado 26 de marzo aprobó con larga mayoría —15 votos a favor, 6 en contra y 2 abstenciones— el informe final de la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales, que recomendaba la inhabilitación de Torres, que en algún momento llegó a decir que “correrán ríos de sangre” si sacaban de la presidencia a Castillo.

Pero hubo a quienes pareció no importarles esta votación y prefirieron no presentarse en el Pleno. Según el registro de asistencia del Congreso, la tercera vicepresidenta de la Mesa Directiva, Roselli Amuruz brilló por su ausencia. Así como ella, Heidy Juárez, Eduardo Salhuana, Nieves Limachi, Segundo Montalvo y Pasión Dávila nunca pusieron los pies por el Pleno.

Tras la votación, Eduardo Castillo, el vocero de Fuerza Popular, planteó la reconsideración de la misma. Una tarea que debe empezar ya para conseguir las 12 adhesiones que faltan para lograr la inhabilitación del, para muchos, autor intelectual del golpe del 7 de diciembre de 2022. Será la última oportunidad de sancionar a Torres, de lo contrario, el expediente se remitirá al archivo y se consumaría una traición a la democracia, a la patria.

Durante el debate, el expremier pretendió que le creyeran que siempre estuvo amparado en la libertad de expresión —”es una falsía”, se atrevió a decir—. Algunos legisladores le enfrascaron en la cara que fue él quien impulsó el golpe y que hasta sabía que este se iba a realizar, pues semanas antes del mensaje atentatorio a la democracia de Castillo, él se apartó dejando el premierato a Betssy Chávez, hoy en prisión.

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