“Pedro Castillo utiliza a Vladimir Cerrón y este lo utiliza a él, son dos caras de una misma moneda”, dijo Álvaro Vargas Llosa (César Campos/GEC).
“Pedro Castillo utiliza a Vladimir Cerrón y este lo utiliza a él, son dos caras de una misma moneda”, dijo Álvaro Vargas Llosa (César Campos/GEC).

Radica desde hace muchos años en España. Sin embargo, se mantiene bien informado y a la expectativa de lo que ocurre en el Perú, en particular en la política, a la que asomó en las últimas elecciones generales apostando por una propuesta de defensa de las libertades, los derechos fundamentales y la gobernabilidad.

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¿Cuál es su balance de esta primera semana de en la Presidencia, un tanto accidentada y con cuestionamientos por la designación de algunos ministros y funcionarios?

Es una buena palabra, accidentada, pero también añadiría que ha sido una semana en cierta forma confirmatoria de algunos de los peores temores que teníamos muchos ciudadanos respecto a una eventual administración de Castillo, por el nombramiento de ministros, por algunas de las promesas que se han hecho en el discurso de toma de posesión. Por todo eso, tenemos razones para temer que este gobierno termine transformándose en una dictadura o un régimen autoritario muy parecido a aquellos que han gobernado o gobiernan países vecinos o cercanos. Todavía no estamos allí, por supuesto, ni remotamente, pero dependerá muchísimo de nuestra capacidad de resistencia y de hacerle frente a la administración Castillo, que logre el propósito que tiene de desnaturalizar y desfigurar el régimen democrático que tenemos.

El periodista y escritor, Álvaro Vargas Llosa.
El periodista y escritor, Álvaro Vargas Llosa.

El presidente empieza su gestión con una aprobación de 39%, que dista de ese 47% que lo eligió. ¿Es producto de esta primera semana de tropiezos del régimen?

Hay muchos factores. Uno de ellos tiene que ver con el miedo. Muchos ciudadanos que tenían seguramente la esperanza de que no se cumplieran los peores vaticinios empiezan a ver que se pueden cumplir. Otro sector está viendo un gobierno completamente improvisado, completamente chicha, que no tiene ninguna solvencia y teme que eso genere un desbarajuste muy grande, y hay otro sector que seguramente esperaba de Castillo –creo que muy ingenuamente– una mayor independencia frente al partido de . Dicho eso, las cifras de popularidad no son el elemento que debe guiarnos, es peligroso hacer eso porque si el día de mañana, mediante anuncios demagógicos, Castillo restableciera los niveles más altos de popularidad, eso podría verse como una carta blanca para que imponga aquí un régimen que borre el marco democrático y de derecho.

Eso en términos de popularidad. Sin embargo, este sondeo de Datum también revela que hay un 48% que considera que el poder real no lo tiene Pedro Castillo, sino Vladimir Cerrón, y eso es preocupante.

Esto no es un descubrimiento en la medida en que Castillo fue el candidato de un partido que pertenece a Cerrón, de un programa de gobierno que fue elaborado por Cerrón, y que él no tenía cuadros propios ni estructura propia. Pero Castillo no opera como un simple rehén de Cerrón. Lo que está haciendo es una tarea complementaria a la de Cerrón o Cerrón una tarea complementaria a la suya, dependiendo de cómo queramos verlo. Él no puede ser inocente por los nombramientos que hemos visto, por la línea política que ha trazado y las operaciones que están en marcha, y que yo llamaría de captura de la administración pública, de captura del Estado por gente radicalizada y sumamente peligrosa. Repito, Castillo no puede ser ajeno a eso y no es una simple víctima dentro del poder de Cerrón. Creo que él sabe perfectamente lo que está haciendo, utiliza a Cerrón y Cerrón lo utiliza a él, son dos caras de una misma moneda. Hay que tener mucho cuidado con esta idea de que hay que atribuirle a Cerrón todo lo que anda mal y a Castillo las buenas intenciones. Uno utiliza al otro, pero hay un proyecto político común y hay que enfrentar a ambos.

El primer ministro Guido Bellido es también parte de esa sociedad política Cerrón-Castillo aunque, en una entrevista al diario El País, trate de desvirtuar la influencia del sentenciado exgobernador regional respecto del mandatario.

Claro, y, además, el primer ministro no podría decir que Castillo es un títere de Cerrón o que Cerrón está tomando decisiones porque se colocaría en una situación de ilegalidad que podría, eventualmente, dar armas a quienes quisieran destituir a Castillo. A Castillo hay que juzgarlo por lo que está pasando, por quienes está colocando en la administración pública y su vinculación con el partido y Cerrón (…). Aquí hay un problema grave y es que el partido por el que Castillo ha sido candidato y proclamado presidente se declara marxista-leninista, tiene a Venezuela y Cuba como modelos y quiere desnaturalizar el régimen democrático peruano y convertirlo en una dictadura comunista (…). A Bellido hay que juzgarlo más por los hechos que por las palabras, aunque en esa entrevista que usted cita tiene, por lo menos, la franqueza de hacer algunas reflexiones y enunciar algunas iniciativas que lo único que hacen es confirmar lo que dijeron siempre; vuelve a insistir con la idea de que el referéndum es la vía para cambiar la Constitución; eso no está contemplado en la Constitución.

Insiste en esa propuesta que promueve , quien ha dicho que si se les niega la confianza a dos gabinetes consecutivamente, se cierra el Congreso. ¿Ese es el objetivo del gabinete Bellido?

El objetivo es cambiar de Constitución para establecer una que les permita controlar todo el poder y quedarse en él todo lo que sea posible. Lo que hay que señalar con claridad es que este proyecto es inconstitucional y antidemocrático (…). Ellos no quieren hacer reformas de ciertos artículos de la Constitución; lo que quieren es cambiar la Constitución para pasar de un régimen democrático a un régimen dictatorial (…). Para reformar la Constitución de la manera que ellos quieren, tienen, tarde o temprano, que acabar con este Congreso, así que si no lo logran ahora –en el supuesto caso de que el Congreso les diera la confianza, y yo espero que esa barbaridad no ocurra, pero nunca se sabe–, van a continuar con este plan para provocar la disolución del Congreso. Por eso es importante estar movilizados en todos los frentes, en los medios de comunicación, en la calle y, sobre todo, en el Congreso.

¿Cuál es el camino viable para frenar este proyecto de Cerrón que encarna Castillo desde la Presidencia?

Lo que hay que hacer es elevarles el costo, tanto que se vean obligados a dar marcha atrás y que las cosas no lleguen a la confrontación definitiva. Pero no soy ingenuo, veo casi imposible que esto ocurra, de manera que hay que estar preparado para la confrontación definitiva que se va a dar en el Congreso. Hay distintas propuestas (…) es fundamental que la oposición esté unida y contemple todas las opciones dentro de la legalidad y la Constitución para hacer inviable el gabinete de Bellido. Castillo no puede salirse con la suya con este gabinete al que claramente hay que sacar del camino, y para eso hay vías legales y constitucionales; hay que emplearlas.

Esta primera semana también se ha impedido el acceso a la prensa a una serie de actos oficiales...

Ellos no creen en la libertad de expresión, como usted y yo; ellos creen en unos medios de comunicación al servicio del poder y regulados con el pretexto de impedir la concentración de poder económico que hace, a su vez, que haya una concentración de poder mediático. Lo que hemos visto esta semana, en términos de relación de Castillo con la prensa, anticipa cosas muy malas para el futuro (…). Los medios de comunicación juegan un papel fundamental, no solamente porque canalizan las ideas, frustraciones, anhelos de los ciudadanos, sino también porque representan el mejor contrapeso al poder. Por eso, en esos regímenes antidemocráticos, dictatoriales, por ejemplo, del socialismo del siglo XXI en América Latina, una de las primeras cosas que hacen es atentar contra la libertad de prensa y de expresión. Esperemos que eso no ocurra en el Perú, pero, como esa amenaza está ahí, es muy importante que sepamos reaccionar a tiempo de manera unitaria.

El primer ministro ha reforzado el mensaje que dio el presidente en su discurso de asunción sobre extender las rondas campesinas a las zonas urbanas, una suerte de reemplazo de la Policía.

Esto también ya lo vimos en la segunda vuelta. En los desplazamientos de Castillo por el país era muy notoria la presencia de reservistas vinculados a Antauro Humala y eso claramente constituía un embrión de fuerza de choque o fuerza paramilitar. Una vez instalado en el poder, anunció claramente que quería que las rondas se incorporaran al sistema de seguridad y que tuvieran una actividad casi integrada con la Policía Nacional. Todo eso es una confirmación de que Perú Libre ve el futuro régimen, el que ellos quisieran instalar, como uno donde habrá una fuerza de seguridad, una fuerza de choque que garantizará la preservación de ese gobierno (…) ejerciendo la amenaza, la intimidación y violencia contra los adversarios y opositores (…). Cuando uno crea fuerzas paraestatales, paramilitares o parapoliciales, está amenazando la libertad de los peruanos, pero también está destruyendo las instituciones oficiales, en este caso la Policía.

Todo indica que esta pretensión de empoderar a las rondas campesinas avanza rápido y ha motivado ya la renuncia de dos viceministros. A eso se suma la intención de colocar como director general de Gobierno Interior a un allegado a Pedro Castillo, Grover Mamani, que no reúne las calificaciones para el cargo.

Eso preocupa (…). Si lo que hacen es erosionar esa institución, desinstitucionalizarla para crear fuerzas paralelas; lo que van a terminar haciendo es destruir la democracia porque esta depende de un conjunto de instituciones. Si uno legitima, autoriza, valida el uso de la fuerza por parte de gente ajena al Estado y, además, se utiliza al Estado para financiar, para armar eventualmente a gente ajena al Estado; lo que se está haciendo es crear un Estado paralelo que va a tener como único jefe –y no sometido a ningún tipo de cuestionamiento, vigilancia ni fiscalización– al presidente. Esto hay que denunciarlo, frenarlo e impedirlo, y para eso es muy importante empezar desde ahora. Estamos en los comienzos de esa dinámica; si nos dormimos, dentro de unos meses ya habrán instalado un sistema que no será posible revertir.

¿De qué manera promovemos liderazgos que permitan corregir la situación que estamos atravesando?

Es difícil que se produzca eso en este momento porque hay un Parlamento atomizado, en la oposición una dispersión y cada uno de esos grupos tiene sus propios líderes. Lo que hay que hacer ahora es que los líderes que ya existen y que tienen la responsabilidad de conducir esos grupos actúen de manera coordinada, armónica y en función del mismo objetivo. Lo que está en juego es mucho más grave en estos momentos: la posibilidad de que el Perú deje de ser una democracia, y para eso se necesita una labor fuerte de vigilancia, de resistencia democrática; eso requiere una unidad de la oposición.

Mario Vargas Llosa, escritor y premio Nobel.
Mario Vargas Llosa, escritor y premio Nobel.

Su padre,, fue también, de alguna manera, actor de la contienda electoral. ¿Cómo ve él la situación del país?

Como mucha gente, con mucha preocupación lógicamente, y mucha decepción de ver que los temores que expresó en la segunda vuelta, y que hizo públicos de manera muy sonora, se han ido confirmando a medida que han pasado los días. Él es una persona que nunca está muy lejos del Perú. El Perú está en sus preocupaciones y claramente él tiene un compromiso moral con las libertades, con la democracia y el Estado de derecho.

Entrevista a Álvaro Vargas Llosa
Entrevista a Álvaro Vargas Llosa

AUTOFICHA:

- Álvaro Vargas Llosa es escritor, ensayista y periodista. Radica en España y tiene varias obras publicadas.

- “Yo nunca estoy lejos del Perú y nunca estoy demasiado lejos de la política peruana, pero la idea de una participación política más activa no me resulta seductora; prefiero actuar como ciudadano que defiende ideas liberales”, indicó.

- “Si lográramos instalar ideas básicas de tipo liberal, que tuvieran una vigencia a través de sucesivos gobiernos, el Perú sería una verdadera potencia en América Latina”, acotó.

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