Paul Chavarry, el médico chiclayano que desde la cuarentena no deja de apoyar [CRÓNICA]

Desde el domingo 15 de marzo, este doctor de 28 años aguardaba por los resultados para saber si se contagió o no del coronavirus. La tarde del sábado 21 recibió los resultados y fueron negativos.

[ACTUALIZACIÓN 6:00 p.m.]

La espera para conocer el resultado del descarte de coronavirus terminó. Este sábado, al promediar las 6 de la tarde, el doctor Paul Chavarry recibió los exámenes y dio negativo para covid-19. No tardó mucho en comunicar esa buena noticia: “Hace un minuto me acaban de dar mi resultado, felizmente negativo”, reveló.

El Dr. Chavarry Torres cumplirá con la cuarentena junto a otros 79 médicos, y pese a que no le teme a la enfermedad, desde ahora está más tranquilo, pues no contagiará a los demás.

“Después de 6 días en aislamiento por ser un caso sospechoso de coronavirus, hace un momento me acaban de dar una gran noticia, los resultados de mis pruebas han salido negativo para esta enfermedad. Ahora, con alegría a retornar al hospital para poder combatir esta pandemia. Por favor quédense en casa”, expresó.

[NOTA ORIGINAL]

Los días transcurren lentos, por momentos, angustiantes, para Paul Chavarry Torres, médico chiclayano de 28 años del Hospital Regional de Trujillo. No está donde quisiera, trabajando en lo que más ama, salvando vidas. Desde el domingo 15 espera los resultados para saber si se infectó de . “Yo no tengo miedo de la enfermedad. Lo que me preocupa es contagiar a los demás”, dice, mientras su voz parece apagarse. Pero es un hombre que aprendió a sobreponerse; desde muy niño lo tuvo claro.

Fue quizás a los 12 años cuando decidió ser médico. Su sobrina falleció de leucemia: “Teníamos la misma edad, siempre jugábamos… fue impactante. Puede sonar cliché, pero hechos así marcan a uno”. Ahora sí puedo percibir el dolor del recuerdo que no se va en su voz.

Paul Chavarry vive en la casa de un hermano que tiene una hija. Está encerrado en su cuarto desde el domingo 15, cuando empezó a sentir fiebre, una molestia extraña en el cuerpo, y una sensación parecida al miedo pero que en verdad podría definirse como alerta. Cinco días antes estaba en el área de observación del hospital, mientras hacía guardia. De pronto, llegó a su encuentro una mujer. Era una madre desesperada que le dijo, con lágrimas en los ojos, que su hija había llegado de España y que tenía sintomatología. Paul no podía correr o ignorar, como quizás lo harían algunos. Es médico. Se dispuso a ayudarla, a orientarla. A los cuatro o cinco días llega la noticia: la hija de esa madre devastada estaba infectada con el COVID-19.

Fue quizás a los 12 años cuando decidió ser médico. Su sobrina falleció de leucemia

El domingo, Paul empezó a sentirse mal. Se tomó la temperatura y tenía 39 grados de fiebre, y un poco de tos. Tomó un analgésico, llamó al 113 y le dijeron que vaya al centro de acopio del hospital regional. Pensó que sería derivado a su casa, pero dispusieron que trabaje normal. La pastilla lo hizo sentir mejor por poco tiempo. Le tomaron la prueba ese domingo y dispusieron la cuarentena.

“Los médicos de guardia, como fue mi caso, no tenemos medidas de seguridad especial, y los pacientes o familiares pasan por todas las áreas. Se sabe la situación del personal médico, pero no se ha hecho mucho”, comenta.

80 DOCTORES ESTÁN EN CUARENTENA, ENTRE ELLOS PAUL

El 64% de personal de salud infectado con coronavirus es médico, según cifras del 18 de marzo del Ministerio de Salud. Se han notificado 11 casos oficiales. Mientras, el Colegio Médico del Perú advierte que serían , a espera de resultados, como Paul. No es excusa, hay que tomarlo como advertencia: por la falta de dispositivos de protección y de tareas de control, los médicos y enfermeras infectados por el nuevo coronavirus en Italia alcanzan los 2,629 casos, más del doble que en China.

Paul Chavarry lamenta la situación, y no busca victimizarse. Sus colegas del área especial tienen los medios de seguridad, pero en esta circunstancia todos están expuestos. Un doctor jamás puede dar la espalda a un paciente. El riesgo es alto. Cada siete días le daban una máscara N95, solo eso. Su hermano, su cuñada y su pequeña sobrina viven en la misma casa de Paul. Están aislados lo más que se puede. Está con una mascarilla, recoge su comida y usa un baño para él solo.

Hace cuatro años que es médico, y no se arrepiente: “Me apasiona mi profesión, es mi vida, lo que me gusta hacer, y ayudar a los que más necesitan. Solo quiero que pase este momento, que no mueran más personas, que se frene este contagio, y por mi parte no quiero infectar a nadie, no sería justo”. Los resultados de la prueba no llegan, la incertidumbre persiste.

Como serumista vivió la peor de las situaciones, algo que persiste hasta hoy. Nada de garantías, exigencia de metas, riesgos constantes, pagos eventuales.

“HAY QUE AYUDAR DESDE AQUÍ”

“Estoy esperando pacientemente. Este encierro ha sido para leer, ver películas, conversar con amigos y comunicarme por Facebook con la gente que siempre me consulta cosas, hay que ayudar desde aquí”. Paul es asmático, pronto culminará la especialidad en neumología, y la portada de su Facebook tiene, irónicamente, esta frase: “Respira bien”. Respirar todavía no le está costando. Podría ocurrir en las próximas horas.Su padre, que vive en Chiclayo, y sus cuatro hermanos están preocupados por Paul. “Mi mamá ya falleció”, cuenta el médico. Otra vez, la voz más bajita.

Conoce de emergencias y de situaciones dramáticas. Afrontó el fenómeno de El Niño trasladando pacientes a pesar del malestar en el pecho. Nada lo detuvo. Como serumista vivió la peor de las situaciones, algo que persiste hasta hoy. Nada de garantías, exigencia de metas, riesgos constantes, pagos eventuales.

Hoy, mientras hace un Facebook Live y recibe el aprecio de sus colegas y amigos, Paul piensa en esa madre que se le acercó, en su hija diagnosticada con el virus. Pide que estén bien.

doctor

“No me gusta estar en calidad de paciente. Me dirijo a ustedes para pedir a la gente que cumpla con quedarse en casa, que tenga hábitos de higiene, que no entre en pánico, que no sea egoísta al comprar todo el papel higiénico y gel, dejando desprotegidos a otros. No sé qué esperan que pase para que tomen consciencia de la situación. No es tan difícil quedarse en casa”, reclama Paul mirando la cámara de su laptop. Lamenta estar en calidad de paciente. Quiere estar en el lugar que le corresponde: el hospital. Y ahora solo le toca esperar.

Balance mundial de la epidemia del nuevo coronavirus al 21 de marzo a las 11:00H (GMT). (AFP).

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