Sin embargo, la oposición y la respuesta militar de los independentistas, con Sucre a la cabeza, evitaron tal situación hasta 1826. Este contexto hace suponer la falta de compromiso de la mayoría de los líderes peruanos con la independencia, pues esta se logró en 1821 por defecto, mientras que en 1824 corrió un alto riesgo de ser revertida por los motivos ya expuestos, y en 1825 y 1826 pudo ser consolidada mediante una campaña militar. “Los peruanos nunca decidieron”, dice el historiador Anna. Otros, como el británico John Lynch, lo atribuyen a la falta de compromiso de la clase alta criolla, que estaba a la espera de la victoria del bando más fuerte para acomodarse; sin embargo, esta habría sido una situación generalizada. La última rebelión realista fue protagonizada por indios y campesinos de Iquicha (Ayacucho).