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Científicos peruanos monitorean el flujo de gases de efecto invernadero en la Amazonía
Especialistas del IIAP instalan torre de medición de ‘Gases de Efecto Invernadero’ a través de sensores instalados en un aguajal en el Complejo Turístico Quistococha, Loreto.
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Una torre de 42 metros de altura dotada de dispositivos tecnológicos de alta precisión y sensores instalados en el suelo, árboles y palmeras permiten registrar detalladamente los flujos de gases de efecto invernadero (GEI), como el dióxido de carbono, metano y vapor de agua, en los aguajales de la selva loretana.
Con esta tecnología, los especialistas del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP), entidad adscrita al Ministerio del Ambiente (MINAM), monitorean la dinámica de estos bosques donde predomina la palmera “aguaje”, una especie frutal de nuestra selva que se desarrolla, principalmente en áreas inundables formando grandes turberas.
Las turberas son una clase de terreno fangoso compuesto por la aglomeración de turba, que es una mezcla de materia orgánica en descomposición y agua. Estas cumplen un rol importante en el proceso de purificación del agua y del aire. Se estima que cubren un 3 % de la superficie terrestre y pueden retener el doble de carbono que el conjunto de bosques a nivel mundial.
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“Solo en Loreto, se estima unos cinco millones de hectáreas de aguajales, lo que representa 3000 millones de toneladas de carbono almacenada en forma de turberas. Estos ecosistemas cumplen un rol fundamental en el control de gases de efecto invernadero. Conocer su comportamiento e importancia es vital para ayudar a mitigar el cambio climático”, sostuvo Lizardo Fachín, investigador del IIAP.
Para llevar a cabo esta investigación los científicos utilizan la metodología Eddy Covariance, que mide el intercambio de gases entre el ecosistema y la atmósfera. Esto ayuda a comprender el rol que cumple el ecosistema, es decir, si éste se comporta como un emisor o un sumidero de carbono.
“Se miden simultáneamente las variaciones de la concentración de gases y de la dirección del viento arremolinado. Todas las mediciones se hacen utilizando sensores de alta frecuencia que se encuentran a la parte más alta de la torre”, explicó. Los datos se registran simultáneamente miles de veces por minuto y mediante una serie de ecuaciones se obtienen las estimaciones del movimiento de los gases que salen e ingresan del y hacia el aguajal.
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