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Chota: La ciudad que lucha contra el peor brote de COVID-19 del mundo

Chota está lidiando con infecciones severas, agravadas por la ausencia de camas de cuidados intensivos y la escasez de recursos médicos.

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Fecha Actualización
(REUTERS) Situada entre colinas verdes en el norte rural de Perú, la ciudad cajamarquina de Chota está a punto de colapsar bajo el peso del COVID-19 mientras nuestro país lucha contra el brote del virus más letal del mundo.
Chota está lidiando con infecciones severas, agravadas por la ausencia de camas de cuidados intensivos y la escasez de recursos médicos. Está en la lista de “alerta extrema” de Perú junto con un puñado de otras provincias rurales, todas lejos de los centros urbanos.
A medida que los países desarrollados, desde Estados Unidos hasta Europa, regresan a la normalidad con un rápido despliegue de vacunas, América Latina todavía está bajo el impacto del COVID-19 con casos diarios y muertes en la región que encabezan las listas mundiales.
Perú casi triplicó esta semana su número oficial de muertos a más de 180.000 utilizando cifras revisadas, lo que lo convierte, por mucho, en el país con más fallecidos per cápita del mundo y subraya los estragos que el virus ha causado en la nación rica en recursos naturales.
A Chota, un pueblo de unas 40.000 personas en la región de Cajamarca, se llega por caminos, a veces sin pavimentar, que serpentean a través de frondosos cerros. La cama UCI más cercana está a tres horas en auto.
“Este es el peor momento. Mucha gente ha muerto”, dijo a Reuters Daniel Idrogo, secretario general de la municipalidad de Chota. “El hospital ha colapsado”.
Fuera del hospital, familiares desesperados claman por una mejor atención mientras sus seres queridos esperan dentro. Las posibilidades de conseguir un respirador mecánico son escasas y las camas de cuidados intensivos no existen. Incluso los centros más cercanos que cuentan con ellas están ocupados en un 96%, según muestran los datos de OpenCovid Perú.
“He vivido esto en carne y hueso, porque mi hermana murió de COVID-19”, dijo Betty Campos Ochoa, quien trabaja en el pequeño hospital de Chota, el único en el pueblo. “Han muerto varios colegas y he tenido vecinos que han muerto”.
El número total de muertos en Chota no está claro, pero Feliciano Altamirano Guevara, un sacerdote católico de la ciudad, dijo que se celebran alrededor de media docena de misas al día por los muertos o enfermos.
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“SIN SOLUCIÓN”
Chota es una de las 16 provincias rurales peruanas que se encuentran en la peor situación. La pobreza en el interior del país se ha disparado aún más con la pandemia.
El país rico en cobre votará el domingo en la segunda vuelta de unas elecciones que se anticipan estrechas. El favorito para ganar la presidencia es un candidato socialista, maestro de origen humilde de la misma región norteña de Cajamarca.
La crisis del coronavirus en Perú plantea un desafío para quien gane las elecciones, con una campaña de vacunas que avanza lentamente y el gasto social para aliviar la pobreza y mejorar los problemas de la atención médica como un asunto clave para muchos votantes.
A pesar de los estrictos confinamientos, el sistema de salud débil y desigual de Perú ha implicado que muchos pacientes mueran sin recibir atención, una razón clave para la fuerte revisión al alza del recuento de muertes del país.
“Los países de altos ingresos han podido registrar la mayoría de las muertes por COVID-19 en parte porque tienen un gran acceso a las pruebas”, dijo Mateo Prochazka, un epidemiólogo peruano que formó parte de la reciente revisión del gobierno.
En total, se estima que más de uno de cada 200 peruanos ha muerto por COVID-19, en muchos casos debido al colapso de los hospitales, así como a una falta crítica de respiradores y tanques de oxígeno, que ha provocado además alzas en los precios y dejado a muchos profundamente endeudados.
En la región de Cajamarca, solo tres hospitales cuentan con camas UCI, a pesar de tener una población de más de 1 millón de personas. Al igual que Chota, otros siete hospitales de Cajamarca no tienen camas de cuidados intensivos, según cifras de las autoridades regionales de salud.
Si bien todo Perú ha sufrido mucho, Cajamarca tiene solo una quinta parte de la capacidad de camas de hospital en relación con el tamaño de su población del país como un todo, según datos del gobierno y de la Organización Mundial de la Salud.
Eso afecta a personas como la madre de Enrique Peralta Linares, quien fue hospitalizada por COVID-19 el domingo en el hospital de Chota. Los médicos dicen que necesita un respirador y una cama UCI, pero no hay acceso a ninguno de ellos.
“Los médicos nos siguen diciendo que necesitamos un ventilador, pero no hay ventiladores disponibles en Chota, y eso nos preocupa mucho”, dijo Peralta Linares afuera del hospital. “No hay solución para nosotros”.
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MUERTES SIN CONTABILIZAR
Perú, y ciudades como Chota, reflejan la crisis más amplia que enfrentan países de América del Sur, así como el hecho preocupante de que muchas muertes pueden no estar siendo contabilizadas.
Uruguay y Paraguay tienen actualmente el peor promedio diario de muertes per cápita del mundo; Argentina, con unos 80.000 decesos y luchando contra una peligrosa ola de casos, no se queda atrás. Las infecciones se están propagando rápidamente en Colombia y Bolivia, mientras que el gigante regional Brasil se acerca a los 470.000 fallecimientos.
Perú, que elevó su número de muertos tras analizar el llamado exceso de fallecidos, tiene la peor tasa de mortalidad total per cápita del mundo, más del doble que la de Brasil y varias veces más alta que la de India, ambos gravemente afectados por el virus.
Los residentes de Chota dicen que la ciudad ha sufrido un trauma colectivo debido a la pandemia de una manera que nadie en el área había vivido antes.
“Sufrimos porque todos los días tenemos cinco, seis, siete misas”, dijo el sacerdote Altamirano Guevara. “Es todo sobre enfermedades, muerte”.
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