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Seguridad con inteligencia
“Todo por demostrar que el Gobierno sí estaba tomando en serio la ola delictiva que tanto agobia a la ciudadanía”.
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La censura parlamentaria al ministro del Interior, Vicente Romero, no puede tomarse como una descalificación del alto mando policial y de las unidades especializadas que han venido luchando incansablemente contra el crimen organizado.
Porque estos contingentes especializados de las fuerzas de seguridad han cumplido su deber y se la han jugado, a menudo venciendo obstáculos en el propio ministerio o en las instancias judiciales y fiscales que, escandalosamente, no en una, sino en sucesivas oportunidades, terminan dejando en libertad a los delincuentes que ellos atrapan.
La censura es al ministro, directamente, por haber tomado decisiones políticas sin planificación de por medio, acatando órdenes de la presidenta o del premier. Todo por demostrar que el Gobierno sí estaba tomando en serio la ola delictiva que tanto agobia a la ciudadanía.
Ejemplos de esa política oprtunista e irresponsable, sobran: estados de emergencia sin coordinación estratégica previa, creación de subunidades dejando de lado los componentes de inteligencia y sin proveerlas de recursos tecnológicos o humanos… la lista es tan larga que casi no vale la pena insistir.
Pero, además, craso error de Romero fue rechazar la propuesta de este diario, apoyada por expertos en temas de seguridad, de crear un GEIN para atrapar a los cabecillas de las organizaciones criminales, en especial del Tren de Aragua y sus distintas facciones, que hoy por hoy son el azote de las principales ciudades del país…
El profesional que reemplace al defenestrado Romero debe dedicarse a corregir rumbos, replantear tácticas y –por encima de cualquier discurso o demagogia– rodearse de los mejores asesores en la materia, sean civiles o de uniforme, profesionales experimentados que aporten a las urgentes tareas que el sector tiene por delante.
Hay consenso en que el nuevo ministro deberá tener ese perfil técnico y que aparte de un nuevo planeamiento estratégico, refuerce el trabajo de inteligencia. Como una fuente del alto mando policial comentó a Perú21: “Nosotros seguimos trabajando. Pero por supuesto es necesario contar con un ministro poderoso que pueda traer lo que la PNP necesita”.
Las cosas, pues están claras. El Mininter debe pasar a manos de un funcionario competente que tome el toro por las astas. Y no está de más insistir en que, tal como anda actualmente la seguridad ciudadana, es ahora o nunca.
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