Vale un Perú

No parece que el último viaje de la presidenta Boluarte haya sido “un viaje a la China”, como se dice coloquialmente cuando se trata de un hecho infructuoso. Parece, más bien, que ha sido una buena oportunidad para demostrar que nuestro país bien “vale un Perú”.

Sus riquezas son extraordinarias y el mundo las necesita. Cobre, oro y zinc; uvas, arándanos y paltas. ¿Adónde van? Principalmente a China. Allá fue a parar el 36% del total de exportaciones peruanas en 2023.

Es evidente que será en los próximos meses o años cuando se verá el verdadero impacto del viaje de estos días, pero hoy es posible afirmar que este encuentro con un poderoso del mundo tiene un gran valor. La relación, que se ha ido forjando desde gobiernos anteriores, nos permite avizorar mejores resultados. Ello dependerá de lo que se construya desde el ámbito público, pero también desde el empresarial privado.

En su visita oficial a China, la presidenta Boluarte estuvo acompañada por algunos ministros y un grupo reducido de empresarios, quienes tuvieron varias reuniones protocolares y de trabajo.

Varios temas han sido puestos sobre la mesa: el reforzamiento de la relación bilateral y la balanza comercial de ambos países, el diálogo político, temas de cooperación, desarrollo de infraestructura, comercio, tecnología y turismo, además de vender las bondades geográficas y de recursos necesarios para el desarrollo chino que pueden encontrarse en el Perú, especialmente aquellos recursos que se demandan hoy en día por efectos del cambio climático y la reconversión de industrias.

Esto último debe aprovecharse teniendo en cuenta la importancia del cobre (y su precio), pues este mineral hoy se usa en el tránsito hacia economías bajas en carbono, para las energías renovables, la electrificación del transporte y los edificios sostenibles.

¿Por qué es valioso el Perú para la República Popular China? Porque se le ve como un socio estratégico para fortalecer la presencia china en América Latina y hacia ello se enfoca la participación china en el puerto de Chancay, desde donde se posibilitará un más fácil y mejor acceso a otros mercados no solo sudamericanos.