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Vacuna vs. crecimiento país
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Cuando buena parte del mundo empieza a vacunarse y otros tantos países tienen planificada y garantizada su provisión de vacunas, Perú se enfrenta a una nueva cuarentena con la incertidumbre de no saber realmente cuándo estaremos vacunados. Todo indicaría que sería a finales de 2021.
La ineptitud e incompetencia de Martín Vizcarra para asegurar dotación de vacunas, camas UCI, oxígeno y pruebas moleculares es inexcusable; no solo la historia lo juzgará, tiene responsabilidad política y penal. Sagasti tiene problemas para comunicar, su aprobación a la baja; el millón de vacunas de China (de discutible eficacia) es mejor que nada pero claramente insuficiente. Deberíamos haber firmado en junio contratos con varios laboratorios, como hicieron otros países, para asegurar dotación de vacuna. “La ideología” de izquierda pretende decirnos que no pueda el privado adquirir vacunas (tampoco quisieron plantas de oxígeno donadas); ello ahorraría costos al Estado y aceleraría proceso de vacunación poblacional para lograr inmunidad colectiva. Tan evidente es la ineficiencia del Estado que los privados trasladarían el primer lote de vacunas.
La reactivación económica de 2021 dependerá en gran medida de cuán rápido nos vacunemos, el escenario se ha complicado con la nueva cuarentena en plena segunda ola, alimentada por focos de contagio de fin de año y marchas de noviembre (alentadas por algunos periodistas, políticos y la izquierda). La reactivación en la crisis sanitaria, sin vacuna, con el virus mutando, luce complicado.
Tras elecciones, el nuevo Gobierno podría mejorar la perspectiva, la confianza y refrescar el escenario. En esta transición Sagasti debe hacerse responsable, la receta no puede ser: sobrevivir y “sálvese quien pueda”.
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