Sendero Luminoso
Sendero Luminoso

Donald Trump es un jabalí con banda presidencial para quien es normal separar a los niños de sus padres, solo porque son migrantes, y encerrarlos en jaulas para negarles toda posibilidad de relacionarse con su inmaculado país. Nos chocó muchísimo saberlo, hasta que respiramos aliviados cuando, por presión social, el chancho salvaje retrocedió en su criminal idea. Pero con la misma facilidad con que nos indignamos por íconos, hashtags y titulares trendy, olvidamos que en el Perú han pasado estas mismas cosas y no hemos sido capaces de reaccionar, denunciar y lograr que nuestras pusilánimes autoridades den una vuelta de tuerca a tantos años de normalización.

¿Jaulas? Bertha Villalobos no para de llorar. Es la madre de Jorge Luis Huamán, uno de los dos jóvenes que murieron hace un año, en el incendio en las galerías Nicolini, por no poder salir de un container en el que se encontraban encerrados, con candado, usando botellas de plástico para orinar. Bertha se acercó al lugar del incendio y vio cómo su hijo sacaba la mano por una rendija y agitaba su casaca. Pero no pudo hacer nada. Un año después, tampoco puede hacer nada, porque no tiene plata para bajarle a quienes deberían hacer su chamba y porque el Estado le puso a unos abogados que no le responden cuando los llama.

Mientras Bertha espera que se haga justicia, Jonny Coico, el miserable que esclavizaba a su hijo, está a punto de cumplir su prisión preventiva y aún no tiene sentencia. ¿Separación de padres e hijos? En 1986, vivían aproximadamente 60 mil asháninkas en el Vraem. Sendero Luminoso secuestró a cinco mil. Los llamaron “masas” y los explotaron sexual y laboralmente. Cientos murieron en cautiverio.

Los niños que nacieron en esos campamentos fueron adoctrinados como “pioneritos”. En julio de 2012, la PNP ingresó al campamento “Palta”, donde un grupo de 11 asháninkas vivía secuestrado. La alegría de ser liberados de las garras de Sendero fue opacada por la abrupta separación de sus hijos. El entonces presidente Ollanta Humala anunció haber capturado a un grupo de “terroristas” y rescatado a sus niños. Los adultos fueron encarcelados y tuvieron que pedir ayuda para los interminables trámites que les permitieron comprobar su inocencia y recuperar a sus hijos.

Un valioso documental del periodista Jerónimo Centurión (en YouTube) es la única investigación a fondo que se hizo sobre este caso. Las redes sociales son útiles para cambiar siglos de injusticias vistas como normales, pero si no las usamos para visibilizar a nuestra propia gente, no sirven para nada.

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