En el país de las maravillas, cuando se cerró el Congreso para botar a ladrones, acosadores, cucufatos y mentirosos, los incautos pensamos que ahora sí la hacíamos. Fuera, payasos. Puñete, patada, cono. Meses después, nuestra pagana historia política ha mutado en una deliciosa versión acholada de La Rosa de Guadalupe, en la que quienes asoman solo tienen que demostrar que son defensores de las tablas de Moisés.

“¿Usted cree que es correcto que en el futuro se casen hombres con hombres, contraviniendo las reglas divinas?”, pregunta un reportero de PBO a una candidata, aludiendo a la posibilidad abominable de que en unos años dos hombres tengan derecho a casarse. Al que se empuja un chaufa, con luz de velas, provocando un incendio de chispita mariposa en el depa de su presunta amante, lo sepultan vivo, revelándose el pobre fariseo como un pelele, sin pantalones para responder algo convincente. Pensar que hubiera podido aprovechar la oleada antigénero para responder que “bueno, al menos soy bien hombrecito”… Hoy estaría primero en las encuestas, vestido ya no de morado, pero de celeste. Malditas velas.

Lo cierto es que deberían perdonarme la multa por las botellas de vino que voy a tomarme esta noche, ahora que necesito ir borracha a votar, después de ver lo que he visto. Se dice el milagro, pero no el santo, ojo. A saber: He visto a una candidata que declaró ser vegana empujándose un pan con chancho en Semana Santa. Otro posteó, antes de ser candidato, una foto tomándose un pisco sour en Chile. Uno un poco amanerado dijo, en pleno mundial de Rusia, que el fútbol le importa un pito. ¿Cómo se puede ser tan malo? También hay uno que se comió un cebiche con tomate en Ecuador (hay que ser traidor) y otra que está divorciada y comulga, sin contar a las que defienden las reglas divinas, pero no se casaron vírgenes… (sé muy bien quiénes son). Y lo peor, lejos: he visto a un candidato miraflorino caminar con una bolsita conteniendo heces… pero sin perro. Explíquenme ustedes.

Como era de esperarse, en medio de este apocalipsis made in Perú, la ira divina se esparce globalmente contra tanta inconsecuencia, a tal punto que acaba de nacer una cabra con cara humana en India, considerada un avatar de Dios. Yo les ruego orar para que no hable el mutante, porque si dice “hola, soy un cabro”, lo matarán, y me temo que ahí sí se viene el diluvio final.

El Señor manda plagas. No olvidemos que un hombre ha agarrado un virus rarísimo en un mercado de China por comer culebra, tentado por una manzana, o algo así… No hay nada más diabólico que una manzana.

TAGS RELACIONADOS