Un aspecto más de la unión civil es que impulsará la economía. Se sumarán dos patrimonios que se invertirán en negocios o inmuebles con la garantía de que serán protegidos como una sociedad de gananciales. Tendremos más personas cubiertas por seguros y menos cargas para el Estado. Habrá un nuevo impulso económico a toda la cadena de servicios matrimoniales y tendremos ciudadanos más tranquilos y serenos que, al no estar estigmatizados, ofrecerán una mayor productividad, entre otros beneficios. Pero todo esto es irrelevante para definir el tema que nos convoca. Acá discutimos sobre derechos civiles, igualdad ante la ley, y eso no está sujeto ni a la economía ni a lo que le guste o no a la mayoría; ni siquiera debería ser materia de discusión en un país que se proclama moderno y democrático. Liberales y progresistas, unidos, no dejemos que los conservadores ganen esta batalla. ¡Unión civil ya!