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Unidos para ser libres
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Los resultados electorales son un reflejo de la fragmentación del país. Derecha, centro e izquierda divididos. Familiares, amigos y colegas enfrentados, azuzados por malos políticos y medios de comunicación.
Humala firmó una hoja de ruta para llegar al poder pero cedió a Nadine el manejo mediocre del Estado. Exacerbó el odio entre peruanos, revivió el desprecio al Apra y avivó el repudio al fujimorismo. Con Humala reventó el escándalo Odebrecht y el Club de la Construcción, pero el esfuerzo de los fiscales se centró en destruir a Keiko, que nunca gobernó, y en perseguir a Alan, que terminó suicidándose. Los grandes responsables del festín Lava Jato impunes y un país desunido.
Luego vino PPK, quien ganó pactando con la izquierda caviar y el liberalismo social. Enfrentado al fujimorismo con sangre en el ojo, perdió el poder traicionado por Vizcarra.
Vizcarra, un personaje nefasto, cerró el Congreso, lo vilipendió, denigró las instituciones y separó más a los peruanos. Cayó por su ineptitud para gestionar la pandemia. Destruyó la economía y la salud, dejando al descubierto sus mentiras y su farsa anticorrupción.
La descomposición social y la división le han dado opción de gobierno a un candidato improvisado de izquierda radical, pero el comunismo no encaja en el Perú.
Un país de emprendedores, de tradiciones familiares, de fervor religioso, de amistades entrañables, de libertad, donde incomoda el control estatal, las reglas y los excesos de una regulación marxista.
Un gobierno comunista ahogaría al peruano, nos hundiría en el pesimismo, la mediocridad, la depresión y el enfrentamiento.
Volvamos a unirnos para votar, dejemos el odio y la rabia para vivir en libertad y en prosperidad.
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