(AFP).
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El rol americano en el mundo será la cuestión clave para quien ocupe la Oficina Oval tras las elecciones. Para restaurar el liderazgo americano en el mundo, la mejor opción es Joseph R. Biden.

Una cosa es que el presidente americano sea impopular en el exterior (ha sucedido antes), pero lo alarmante es que la marca presidencial empiece a dañar la imagen del país. La encuestadora Pew Research señala que la aprobación de EE.UU. ha llegado a su punto más bajo desde que la empezaron a medir. No obstante, la desconfianza en la nación no solo se ve en las encuestas. Es normal que Washington asuma una postura severa con regímenes como el iraní, pero el actual mandatario ha debilitado relaciones con aliados democráticos. Por ejemplo, le ha impuesto aranceles a la Unión Europea, y (de manera más personal) llamó al primer ministro de Canadá “muy deshonesto y débil”. Trump ha identificado problemas importantes en las relaciones internacionales, pero a menudo se excede.

El mundo se encuentra en un punto de inflexión. La ONG Freedom House recientemente reportó que la libertad a nivel mundial ha caído de manera consecutiva por 14 años. De hecho, que una democracia tenga la economía más grande del mundo ya no es indiscutible (EE.UU. tiene un rival que lo viene alcanzando). Por otra parte, líderes autoritarios como Putin y Erdogan (Turquía) han asegurado el poder en sus países, y buscan hacerlo lejos de sus fronteras. En América Latina, el Perú y el Grupo de Lima tienen pendientes la ruptura de la democracia en Venezuela.

Es imperativo que el mundo democrático actúe en bloque en defensa de la libertad, y que EE.UU. esté en la vanguardia. Esa unión indispensable es más probable con Biden.

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