El miércoles último se presentó el libro del economista Raúl Salazar, lamentablemente fallecido ese mismo día. El volumen se titula La economía social de mercado y el desafío del desarrollo peruano: origen y naturaleza de la crisis que vivimos. Allí explica, con la claridad que lo caracterizaba, en qué fallamos como país para que este sistema no funcionara como es debido en nuestra economía.

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Una de las conclusiones, con la cual nadie puede estar en desacuerdo, es que la corrupción y la incompetencia de los gobernantes impide que el mercado funcione correctamente para llevar bienestar y desarrollo a todos los peruanos. Una acusación directa a la degradación de la clase política que el país viene sufriendo en las últimas décadas.

Basta echar una ojeada al nivel ético, moral y profesional de las representaciones parlamentarias en el actual Congreso de la República para comprobarlo.

Representantes que ni bien son elegidos defraudan el mandato popular que recibieron para impulsar normativas completamente ajenas al bien común y enfocadas solamente en la defensa de intereses particulares, que a menudo llegan a ser incluso delictivos, como ya se ha visto en los casos de las universidades bamba, el transporte público informal, así como con lo que respecta a las disposiciones a favor de la minería y la tala ilegal.

Actividades todas ellas que dañan los fundamentos de lo que debería ser una economía social de mercado, al aprovecharse de los vaivenes y compartimentos estancos de la democracia para medrar a costa de la calidad de vida de los ciudadanos.

Según Salazar, los principales escollos para desarrollar un sistema sano como el que proponía son los partidos de ideologías comunistas y el poder económico. A este último, lo calificó de mayormente mercantilista. Por ello, señala en su libro que para garantizar que los beneficios del sistema alcanzaran a todos y que su estabilidad fuese duradera, se requiere la incorporación de una política fiscal progresiva en relación con la distribución del ingreso y el fomento irrestricto de la libre competencia.

Raúl Salazar tuvo una carrera descollante dentro y fuera del Perú. Ocupó diversos cargos en el BCR. Fue director del FMI, presidente del Fondo Andino de Reservas y fundador y presidente del Grupo Macroconsult. Elaboró el plan económico del Fredemo, coalición que encabezó Mario Vargas Llosa.

Con su partida, el Perú pierde un especialista dedicado y comprometido con la modernización de la economía peruana.

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