"Espinoza se sometió a un interrogatorio realizado por uno de los entrevistadores más inquisidores y ácidos del medio: el encargado de prensa de la comuna puentepiedrina".
"Espinoza se sometió a un interrogatorio realizado por uno de los entrevistadores más inquisidores y ácidos del medio: el encargado de prensa de la comuna puentepiedrina".

¿Es culpa del viento el arrebato destructor de un huracán? ¿Son acaso responsabilidad del mar los furiosos tsunamis que empujan y arrastran todo aquello que se encuentre en su camino? En esa misma línea de pensamiento, y considerando que el alcalde de Puente Piedra, Rennán Espinoza, también es -así lo señala su entorno más cercano- una verdadera fuerza de la naturaleza, ¿es posible criticarlo por la consecuencia de sus acciones? ¿Se le puede denostar por haber conducido alegremente una camioneta, destrozado la columna de un peaje y escapar de una ambulancia? Digámoslo de esta manera, el carácter imparable, vehemente y febril de Espinoza lo hace -qué duda cabe- carecer de responsabilidad. Es, en buena cuenta, un irresponsable.

Dicho ello, y para ser consecuentes, conviene resolver este entuerto, deshacer el agravio, en definitiva, darle a Espinoza la buena imagen que siempre, en su larga trayectoria política, ha sabido esquivar. En tal sentido, aclaremos el supuesto temor que el alcalde tendría a dar la cara, comparecer ante la prensa nacional. Eso no es cierto. A él no le preocupan las preguntas que le puedan hacer; lo que le aterra es tener que responderlas. Pese a ello, y debido a que la opinión pública tiene derecho a conocer los detalles de los hechos, Espinoza se sometió a un interrogatorio realizado por uno de los entrevistadores más inquisidores y ácidos del medio: el encargado de prensa de la comuna puentepiedrina.

A continuación, la transcripción:

-Señor alcalde, el país se encuentra en vilo. ¿Podría relatarnos los hechos que ocurrieron el pasado 1 de mayo?

-Sí, con todo gusto. Yo terminaba de realizar unas actividades propias de mis responsabilidades como alcalde.

-Perdone que le interrumpa, pero, ya que usted está hablando de su función de alcalde, déjeme decirle que usted está haciendo una gran labor en el distrito.

-Muchas gracias.

-Nada que ver con el impresentable alcalde anterior. Ese era un bueno…

-Oiga, el alcalde anterior era mi hijo.

-¿Su hijo? Bueno, bueno, a excepción de su hijo, antes los alcaldes de Puente Piedra eran tremendos…

-Oiga, pero, ¿qué dice? Yo mismo he sido alcalde dos veces antes.

-Con razón.

-¿Cómo dice?

-Digo que con razón Puente Piedra ha avanzado mucho en estos últimos años.

-Bueno, ¿me deja continuar mi relato?

-Claro.

-Mire, le decía que venía de realizar unas actividades y me disponía a frenar para pagar el peaje. Entonces, veo que en la pista aparece un perro, un cachorrito. Entonces, no lo pensé dos veces y jalé el timón a un lado para salvarle la vida.

-¿Incluso a costa de la suya?

-Sí, no me importó nada.

-Como siempre.

-¿Cómo dice?

-Digo que como siempre se portó como un valiente.

-Bueno, tampoco creo que merezca crédito alguno. Uno no elige ser valiente o ser cobarde; simplemente a uno le toca ser así.

-¿Valiente?

-Claro que valiente.

-Sí, sí, obvio. Siga contando.

-Bueno, entonces giré el volante con tanta fuerza que todo el auto se volcó.

-¿Y las botellas también?

-Ya entiendo. Usted se refiere a esa vil mentira que se está divulgando en las redes sociales.

-¿Qué mentira? ¿Qué cosa se dice en las redes?

-Se dice que estuve mareado manejando mi camioneta.

-Y eso es falso, por supuesto.

-Claro que es falso. La camioneta es del municipio.

-Entonces, en resumen, desmiente todo eso.

-Totalmente. Lo que pasa es que hay una persona que quiere destruir mi imagen.

-¿Aparte de usted?

-¿Cómo dice?

-Digo que, aparte de usted, ¿alguien más es víctima de esta campaña de difamación?

-No, solo yo. Pero esto también afecta a mis vecinos de Puente Piedra. A ellos les duele que se quiera acusar a su alcalde. Imagínese que hasta han dicho que había botellas de alcohol en la camioneta.

-¿Quiénes? ¿Los testigos?

-No, le hablo de mis opositores políticos.

-¿Entonces niega tal versión?

-Por supuesto que la niego. Fue solo un rumor malintencionado.

-¿Y de dónde cree que surgió ese rumor?

-De mis enemigos.

-Líbranos, señor.

-¿Cómo dice?

-Perdón, es la costumbre.

-Bueno, espero que con lo que le he contado haya quedado aclarado el tema del accidente.

-Absolutamente aclarado.

-Ahora me vas a preguntar sobre lo que pasó con la ambulancia.

-Sí, sí, eso le voy a preguntar. Dígame, señor alcalde, ¿qué pasó con usted y la ambulancia?

-Bueno, esa es otra de las mentiras que se han venido difundiendo. Le cuento. La ambulancia me estaba llevando al hospital para hacerme los chequeos respectivos.

-A propósito, ¿cómo sigue usted?

-Bien.

-¿Necesita algo?

-No, gracias. Más bien, déjeme seguir.

-Siga, siga.

-Le decía que la ambulancia me llevaba cuando nos detuvo el tráfico. Fue ahí cuando miembros del serenazgo de Puente Piedra, por el puro afán de ayudarme, decidieron que ellos podían llevarme más rápido.

-¿Por eso lo sacaron de la ambulancia? ¿Para llevarlo más rápido?

-Exacto, por eso.

-Pero usted no llegó a ir al hospital.

-Bueno, en el camino me fui sintiendo mejor y al final preferí no ir. Además, no quería que el hospital pierda tiempo conmigo.

-¿Y las mujeres? En el video se ve que ellas son las primeras en acercarse a la ambulancia.

-Ellas son vecinas puentepiedrinas. Solo quisieron ayudarme.

-¿Y las denuncias sobre que un sereno agredió a un policía?

-Eso es falso. Hubo un pequeño malentendido porque el efectivo pensaba que me querían secuestrar. Eso fue todo.

Hasta aquí llega la transcripción. Pese a la claridad de las respuestas, y aunque ya todo ha quedado debidamente explicado, Espinoza ha prometido realizar una conferencia de prensa en la que todos los periodistas, incluso los más críticos, serán bienvenidos. Ahora bien, las preguntas serán absueltas siempre y cuando el alcalde las considere estimulantes y dignas. Dicho de otra manera, Espinoza responderá únicamente aquellas que le vengan en gana. Eso sí, siempre con el debido respeto, aprecio y consideración que los hombres y mujeres de prensa merecen.

Finalmente, y pese a todos los golpes bajos -y aquellos recibidos durante el vuelco-, Espinoza, excongresista y tres veces burgomaestre, no se amilana. Todo lo contrario, sigue firme en la brega. No en vano, el alcalde tiene como filosofía de vida ir siempre adelante. No importa si los obstáculos que le imponga la vida sean grandes, pequeños o tengan forma de peaje. Y es que, después de todo, los caminos de Dios son misteriosos. Y los de Espinoza, también.

El texto es ficticio; por tanto, nada corresponde a la realidad: ni los personajes, ni las situaciones, ni los diálogos, ni quizá el autor. Sin embargo, si usted encuentra en él algún parecido con hechos reales, ¡qué le vamos a hacer!