(Foto de JUSTIN LANE / POOL / AFP)
(Foto de JUSTIN LANE / POOL / AFP)

Últimamente los medios de comunicación difunden fotografías del rostro de Donald Trump con expresión de enojo y los labios sellados. Imágenes muy diferentes a las que nos tenían acostumbrados en su previa candidatura y presidencia, cuando su locuacidad era capaz de dividir a todo un país y captaba la atención del mundo entero. Ahora los procesos judiciales tienen a seguidores y detractores en ascuas. Y un nuevo escenario de incertidumbre se abre el jueves 30, cuando Trump se convierte en el primer ex mandatario de Estados Unidos en ser condenado por delinquir. El hecho remece al electorado, que en cinco meses acudirá a las urnas y podría encontrar en la papeleta de votación, por primera vez en la historia de ese país, el nombre de un expresidente convicto.

La Convención Nacional Republicana tiene programado la oficialización de Trump como candidato del partido del elefante, puesto que todos sus rivales se retiraron de la carrera. El encuentro, programado para mediados de julio, será apenas cuatro días después que dicte sentencia el juez de origen colombiano a cargo del tribunal de Manhattan, Juan Manuel Merchan. Fuentes de prensa señalan como “improbable” una pena privativa de libertad, aunque no la descartan del todo. El proceso no impide la candidatura, pero diversos medios y analistas enfatizan que estamos ante un territorio político inexplorado.

A una semana del fallo y todavía con un mes para conocer la pena de redención, prima la cautela en los análisis de la contienda por el sillón presidencial. Destaca el valor que se le asigna a la narrativa como guía para que el votante interprete los hechos. Es el momento de la comunicación estratégica, área en la que aún falta tiempo para que se asienten los efectos de las acciones de uno y otro bando.

Por ahora, desde el sur, tomamos nota del apego y respeto a la institucionalidad que fomenta la cultura de ese país. Cabe tener en cuenta que el multimillonario es culpable de 34 delitos graves de falsificación de registros comerciales. La irregularidad fue cometida con el fin de pagar de manera encubierta el silencio de un encuentro sexual con Stormy Daniels, exactriz porno, con el objeto de proteger su carrera presidencial el año 2016. El acusado, quien probablemente apelará el fallo, declaró en el proceso ser “un hombre muy inocente”, que no hizo “nada malo”. Además, fustigó el juicio calificándolo como una “vergüenza” y arremetió contra el juez denunciando una persecución política. El presidente Joe Biden aprovechó la coyuntura para denunciar los “ataques de Trump al sistema de justicia estadounidense” y diferenciarse de un contendor condenado.

Con los antecedentes expuestos se hace difícil estirar el razonamiento para anticipar el triunfo de un falsificador de instrumentos públicos que aspira a llegar a la Casa Blanca. Desde otro ángulo, no sería el primer caso sórdido después de la aventura de Bill Clinton. Pero a diferencia del carismático expresidente, Trump es republicano, por lo que debería aspirar a captar el voto más tradicional del electorado. Además, algo que no perdona el ciudadano en ese país es la mentira, la pérdida de confianza podría ser un factor desequilibrante. De momento, las encuestas elaboradas para conocer el efecto del juicio en los votantes revelan una leve tendencia favorable al actual jefe de gobierno. Por otra parte, quienes están a cargo de la campaña de Trump y el partido republicano declararon recibir un total de US$52.8 millones en donaciones para respaldar la candidatura en las primeras 24 horas después de anunciado el veredicto. La cifra eleva la recaudación a un total de US$141 millones en el mes de mayo. La suma, que todavía se tiene que oficializar en el proceso de rendición de cuentas electorales, sería equivalente a todo lo recaudado por Biden en los meses de marzo y abril.

Todavía tiene que decantar el efecto del fallo, pero en este punto se aprecia que lo mejor que puede suceder a un antisistema es ser condenado por aquella estructura que critica. Trump se posiciona en esa arista cuando señala, entre otros, que la nación está en declive, que los terroristas se están apoderando del país y anuncia que seguirá “luchando”. El miércoles 5 solicitó que se levante la “orden de silencio” que se le impuso durante el juicio penal en Nueva York, que prohíbe al acusado a referirse sobre los testigos, miembros del jurado y otros ligados al caso. El mismo día la fiscalía de Manhattan instó a un juez a mantenerla, al menos hasta la sentencia, que como ya mencionamos, será comunicada en julio. El candidato enfrenta además otros cuatro casos judiciales, más bencina para enfrentar el sistema.