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La trampa de las fotopapeletas
Nadie en su sano juicio puede cuestionar la necesidad de velar por el control y la seguridad de las vías públicas. Para ello se establecen límites de velocidad en las calles y se vigila su cumplimiento.
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Fecha Actualización
Alfredo Ferrero,Al.Mercadoaferrero@peru21.com
Es indispensable que los controles y las sanciones reúnan al menos dos características: razonabilidad y transparencia. Razonabilidad para fijar límites adecuados y coherentes con el flujo, tránsito y movimiento de zona. Límites muy bajos detendrían el tráfico en vías de acceso rápido. Y transparencia en el sentido de saber cuál es la falta y la sanción aplicable. El sistema de fotopapeletas no cumple ninguno de los dos. En muchos casos, los límites son arbitrarios y hay cambios intempestivos en un mismo trayecto (40 a 10 km/h). Letreros que aparecen y desaparecen. La papeleta llega al infractor, y a este solo le queda pagar. Estos abusos han originado un movimiento de la sociedad civil que deja en mal pie al Ministerio de Interior y a la Policía.
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